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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Thriller. Drama. Romance Corea, década de 1930, durante la colonización japonesa. La resuelta joven Sookee es contratada como criada de una rica mujer japonesa, Hideko, que vive recluida en una gran mansión bajo la influencia de su dominante tío. Pero Sookee está allí con un propósito secreto: ayudar a un estafador que se hace pasar por un conde japonés para seducir a Hideko y heredar después la fortuna de su tío. (FILMAFFINITY)
5 de julio de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Soy una escritora lesbiana que hace literatura lésbica –confiesa Sarah Waters-. Esto nunca lo he ocultado, pero, dudo de que la situación se haya normalizado porque todavía se siguen poniendo etiquetas”. (1) Con esa franqueza de la mujer que quiere ser honesta consigo misma y con la sociedad, así mismo escribe esta inglesa, nacida en Gales, en 1966, cuyas seis novelas -hasta ahora publicadas-, han dado bastante de qué hablar.

La adaptación al cine de su tercera obra, “Fingersmith” (Falsa identidad, 2002), no es precisamente la que más permita identificar su propio estilo literario, puesto que, el director Par Chan-wook, la tomó de manera tan libre (traslado geográfico y ambiental de la Inglaterra del siglo XIX a la Corea de los años 1930, durante la colonización japonesa; modificación significativa de diálogos y situaciones…), que ella misma le propuso que, en los créditos pusiera: ‘Inspirada en la novela de Sarah Waters’… y eso, porque sintió que seguía reflejada la implacabilidad del destino y el espíritu y la liberalidad de sus personajes femeninos.

Lo hecho por Chan-wook, tiene una gran belleza plástica; nos remite a esa pluralidad de significados e interpretaciones que puede tener un mismo hecho, como ya lo relatara magistralmente Akira Kurosawa en su celebrada “Rashomon”; y da también un abierto respaldo a la relación entre dos personas del mismo sexo, cuando son sus almas, y no sólo sus cuerpos, los que consiguen encontrarse.

La historia aparece contada en tres partes claramente separadas, y una serie de elementos sorpresa irá teniendo lugar, elevando, de manera paulatina, el significado de la historia con un positivo estudio de caracteres que nos recuerda lo mismo a “Las Alas de la Paloma” que a “Retrato de una dama”, las dos valiosas películas inspiradas en novelas de Henry James.

La surcoreana, Kim Min-hee, consigue una fuerte interpretación como Izumi Ideko, la rica y muy bella dama que el director asume como protagonista (Ah-ga-ssi, título japonés del filme significa Dama), pero, en occidente, se prefirió “LA DONCELLA”, para no poner bajo sospecha alguna, la elevada connotación que, por estos lados, tiene el título de Dama… aunque ya sabemos que algunas han sido de alta cuna y muy baja cama.

La más joven y menos experimentada, Kim Tae-ri (Tamako Sook-hee), consigue hacerle una buena segunda a Kim Min-hee, más cuando sus sentimientos no tenían dificultad alguna en expresarse ante alguien a quien ha admirado profesional y físicamente. Y Ha Jung-woo (el “conde” Fujiwara), la suerte de oportunista sin escrúpulos que cada día da cuenta de que, entre el cielo y la tierra hay un espejo que todo lo refleja.

En cuanto al erotismo del que se impregna a la historia, diría que es mucho más efectivo en la primera parte: Sugerido, sutil, contenido. En cambio, pierde notablemente cuando se vuelve softcore porque, además de que pretende imitar a “La vida de Adèle”, no logra esa potencia y belleza que las actrices de ésta tienen. Así, queriendo jugar a la liberalidad, este elemento se convierte en el punto más débil de un filme de más sólida recreación visual y cuya historia tiene también bastante atractivo tanto en lo social como en lo psicológico.

En todo caso, a Kim Min-hee me gustaría volver a verla.

(1) La vida implacable de Sarah Waters. Carles Gelli. El País, España
Luis Guillermo Cardona
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