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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama. Romance Serafina Delle Rose (Anna Magnani), una apasionada mujer de origen siciliano que vive en una población sureña, vive entregada al recuerdo y a la fidelidad de su marido, muerto a manos de un policía. Pero un día conoce a un rudo camionero (Burt Lancaster) y su vida empieza a cambiar. En su primera película en Hollywood, Anna Magnani se llevó el Oscar a la mejor actriz. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2013
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tennessee Williams escribió “LA ROSA TATUADA” en 1951, y fue el mismo quien haría el guión cinematográfico que luego filmaría el director Daniel Mann tres años después. Como suele ocurrir en muchas de sus obras, de nuevo la mujer es la protagonista, y esta vez se trata de una modista siciliana que también viajó a probar suerte a los EEUU y allí vive con su hija adolescente y con su marido al que cuida con la mayor dedicación. Una frase es elocuente al comienzo del filme: “Mi marido es de primera, por eso le daré siempre huevos de primera”.

Pero, cuando su marido muere en un accidente, Serafina delle Rose se siente desmoronada y se resiste a creer que su esposo tuviera una amante como lo revelan claras evidencias, sobre todo la que afirma que él, al igual que su amante, llevaban una rosa tatuada en el pecho. Desde entonces, la palabra rosa tendrá toda suerte de connotaciones en la historia, asociada por momentos con la belleza entre espinas, la fragilidad, su carácter efímero, expresión romántica... y como símbolo del amor asociado al corazón.

La historia de Williams cuestiona profunda, y profusamente, aquella suerte de creencias que deniegan los ímpetus más humanos y que, al causar represión, dolor y frustración, demuestran que quizás sea necesario revisarlas, porque, cuando algo que haces te causa grata complacencia y felicidad, no puede definitivamente ser malo. Y ya es bien sabido: Hazle resistencia a algo y día a día lo tendrás presente.

Rosa se contiene y enseña a su hija la continencia, pero cuando entra en su vida el espontáneo, burdo, y casi ingenuo, Alvaro Mangiacavallo, su carne comienza a sentir y entonces se debatirá entre seguir las enseñanzas del catolicismo o complacer sus persistentes impulsos… Algo así como lo que le sucede a los curas cuando se las tienen que ver con su improcedente celibato.

En su debut en el cine norteamericano, Anna Magnani demuestra que su talento no tiene fronteras y sin dificultad alguna se alza con el premio Oscar a la mejor actriz. Y Daniel Mann, se reafirma como un gran director de actrices, pues la Magnani fue la segunda de tres actrices (Shirley Booth y Elizabeth Taylor fueron las otras) que, en un corto período de ocho años, se llevaron la estatuilla a sus hogares.

Queda para la historia otro significativo estudio de personalidad femenina… y Serafina nos deja una frase justa que vale la pena recordar:

“Nada es demasiado bueno para un hombre, si ese hombre es bueno”
Luis Guillermo Cardona
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