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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama Filme que se basa en algunos pasajes supuestamente biográficos del filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Se centra sobre todo en el triángulo amoroso entre el filósofo, la desinhibida Lou Andreas Salomé y el psicólogo Paul Rée. Nietzsche, incapaz de llevar una vida exenta de reglas, como la de Lou, y asqueado de su hipocrita educación burguesa, acaba enloqueciendo. (FILMAFFINITY)
3 de junio de 2010
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin pelos en la lengua, sin nudos en la garganta y sin pudor alguno, la italiana Liliana Cavani es una digna alumna de Friedrich Nietzsche en la medida en que disfruta derribando ídolos, se solaza haciendo añicos los convencionalismos sociales y dice las cosas como ella cree y siente que son, pésele a quien le pese y suceda lo que suceda.

Esta particular realizadora, ya había hecho roncha, tres años antes, con su “Portero de Noche” y ahora se lanza a desnudar la vida íntima de un gran filósofo que lleva más de un siglo dando de qué hablar, ya sea por su torturada existencia o por el candente, desmitificador, brillante y, también a ratos chocante, puñado de obras que legó a la posteridad.

“Ante todo –declaró la Cavani mientras rodaba la película- debo insistir en que esta no pretende ser una biografía de Nietzsche, ni una exaltación de Lou Andreas-Salomé. El guión está basado en hechos reales, pero interpretados libremente. Es ésta una narración libre, arbitraria, parcializada, lo más personal posible, o sea, todo lo que no es un filme comprometido”.

Pero, “MÁS ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL”, título arrancado de una de las obras del filósofo alemán, sí es un filme comprometido: se compromete con el libre pensamiento por absurdo que parezca; se compromete con el arrasamiento de las costumbres morales que deniegan el derecho al placer y a la libre inclinación sexual; se arriesga a sacudir toda moral que ancle o que pretenda anular el derecho a vivir, con libertad, el lado oscuro que subyace en cada ser humano…

Y es, en todo esto, donde el filme queda un tanto mal parado porque, no sólo subvierte el orden –en lo que tiene sentido- sino que lo pervierte al desconocer el punto medio que preserva el equilibrio y la validez de hacer el bien. Aunque en Nietzsche, si sabe vérsele, en su dualidad decir-hacer había más afán de choque y provocación con una sociedad a la que sentía hipócrita y mojigata, que coherencia con su ejercicio cotidiano en el que solía mostrarse generoso, fiel amigo y respetuoso de toda vida. Y yo diría que, su cotidianidad, fue incluso espiritual por más que irrumpiese tantas veces contra toda creencia (aunque a veces se le escapaban cosas como “no te pese haber sido religioso, hay que haber amado a la religión y al arte como se ama a una madre o a una nodriza”). Y a Nietzsche nadie le objeta el valioso empuje que dio al crecimiento del hombre desde lo intelectual y aún desde lo moral… por más amoral que pretendiera parecer. Pero esto sólo obedece a las contradicciones humanas.

Este no es pues un filme simple. Puede escandalizar, puede retorcer criterios y justificar descarríos, pero si sabe verse con el previo conocimiento de la vida y obra del filósofo alemán, o al menos con una actitud crítica y propositiva, podrá tomarse como claro ejemplo del doloroso camino al que conduce todo intento de querer vivir sin reglas en una sociedad de arraigadas convenciones.
Luis Guillermo Cardona
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