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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama. Intriga En la Inglaterra victoriana, una famosa cantante de ópera es asesinada. Su joven sobrina, que vivía con ella, es enviada a Italia, y el caso queda sin resolver. Allí estudia canto y se casa con el pianista acompañante de su profesor. Tras la luna de miel, la pareja se establece en la antigua casa de la cantante asesinada, donde la joven comienza a oír extraños e inexplicables ruidos mientras la luz de gas baja de intensidad. (FILMAFFINITY) [+]
29 de marzo de 2015
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás porque he conocido ya bastantes casos de maltrato psicológico y sé del sufrimiento, la ruina moral y los estados profundamente depresivos en que entran las víctimas de tales situaciones (casi siempre mujeres), es que, ante una película como “LUZ QUE AGONIZA”, siento que deja un reflejo palpable y trascendental, de la más cruel, perversa y atroz forma de violencia que existe en el mundo. Cruel, porque contiene ensañamiento, porque tortura día a día, y porque a veces pasan años antes de que la víctima encuentre una salida a su penosa situación. Perversa, porque el victimario es un ser calculador, con intenciones precisas y con una maldad que no repara en las consecuencias. Y atroz, porque a un ser que era valioso, inteligente y capacitado, lo va desmoronando emocional… psíquica… y físicamente… hasta convertirlo en un ente enfermo y aterrado, incapaz de valerse por si mismo. Una luz que agoniza.

¿Cuántos casos de estos habrá hoy en el mundo? ¿Cuántas mujeres, niños y ancianos, estarán siendo ultrajados y aniquilados cada día, cada hora, cada segundo… sin que nadie haga nada para protegerlos? Y los organismos gubernamentales manejados, en muchos casos, por individuos moralmente incompetentes, ligeros de ideas y con inclinaciones muy cercanas a los Exterminadores del Alma, tan solo actúan como ejecutores del cobro de venganza y su única ocurrencia es el aumento de penas en cárceles cada vez más estrictas, promoviendo de paso la cadena perpetua (otra forma de eterna tortura psicológica) o la pena de muerte como ilusa solución.

Pero ¡cuán poco se habla de medidas preventivas! Educación para todos y con calidad; una televisión supervisada y formativa; mayores exigencias a la hora de legitimar la conformación de parejas; promover en los medios masivos la información y los recursos de que pueden disponer las víctimas de estos maltratos… y tantas otras cosas que deberían hacerse para asegurar un progreso social que esté basado en el ideal de, evitar una nueva víctima y un nuevo victimario, porque lo demás solo refleja un profundo atraso.

Con algunas variables, “LUZ QUE AGONIZA” es un remake del filme que realizara, en 1940, el inglés Thorold Dickinson, del cual se dice que, con el propósito de evitar comparaciones, la MGM adquirió sus derechos y quemó los negativos… aunque parece ser que algunas copias lograron sobrevivir. En cualquier caso, y consiguiendo dejar de lado estos descarríos de la gran industria, hay que decir que, el director George Cukor, ha logrado una muy buena película, impactante, fuertemente emotiva y de especial trascendencia.

Charles Boyer, consigue una de las más sólidas caracterizaciones de su carrera, dando vida al pianista para quien, el arte es un camuflaje, porque su verdadera pasión es lo pequeño que brilla y reluce. Ingrid Bergman que, como ella misma dijera, “luzco demasiado saludable” -¡cómo negarlo después de verla con ese espectacular vestido con el que va a la fiesta de los Dalroy!-, logra, sin embargo, verse muy verosímil como la niña que sale de la escena del crimen, y magnífica como esa mujer de fuerte apariencia, pero emocionalmente tan frágil como solían ser las mujeres de la era victoriana. Aún hoy, no es raro que, entre personas de fuerte contextura, encontremos personalidades bastante endebles.

Joseph Cotten, luce impecable como el comisario Cameron; Dame May Whitty, con la dulzura y la simpatía de siempre; y Angela Lansbury, hace un auspicioso debut como la doncella Nancy, luego de que, el escritor John Van Druten -autor de los efectivos diálogos-, se la recomendara al director. Y a unas impecables actuaciones, se suma un intachable diseño de producción, un sugerente y correctísimo vestuario, una ambientación (luces, niebla, contraluces, sombras…) altamente eficaz… y de no ser porque sentí que no queda claro el papel que, en la manipulación de Paula, juegan las empleadas de servicio, hubiera podido decir que estábamos ante una obra magistral.

Título para Latinoamérica: “LA LUZ QUE AGONIZA”
Luis Guillermo Cardona
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