Haz click aquí para copiar la URL
España España · Ciudad Real
Voto de BaKuLaLU:
7
Serie de TV. Drama En la segunda entrega de esta sátira política, Francis Urquhart ha conseguido convertirse en Primer Ministro aplastando cualquier oposición de importancia. Todos los que conocen sus crímenes están de su lado o muertos. Pero su lugar en la cumbre se ve amenazado por un nuevo monarca de ideas liberales... y por los esqueletos que guarda en el armario. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta difícil aceptar que las relaciones entre un Primer Ministro y un Rey podrían ser las que nos enseña Paul Seed en "To Play the King". Esas reuniones de puertas adentro entre un rey y un Primer Ministro, tan tirantes y arrogantes. De hecho, resulta un tanto inverosímil que un Primer Ministro muestre tanto desprecio por la figura de un monarca, en una tierra como Gran Bretaña, en la que la figura real se respeta bastante, aparentemente. Estamos ante una ficción de los 90, y nada parece más de actualidad que esta serie, que se hace atemporal y contemporánea al mismo tiempo.

El papel del Rey, en esta segunda entrega de la saga House of Cards, pasa más por político que por Jefe del Estado. Se convierte, voluntaria o involuntariamente, en el máximo peligro para el siempre correcto y encantador Urquart, para el hombre que todo lo puede, que parece ir desquiciándose un poquito más en cada episodio, viendo como se le desmonta su castillo de naipes tan bien asentado en la primera entrega, y se topa de frente contra una serie de enemigos que se suman a los tradicionales laboristas.

El lado más oscuro y cruel de Francis Urquart, ha quedado destapado y es conocido. Su mayor sustento, su esposa Elisabeth, siempre dispuesta a sacrificarse por Gran Bretaña, remarca la idea, de que detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer. Así sabemos cómo se manejan los hilos de la política desde dentro. Sabemos de cómo es capaz de imponer su voluntad, sí o sí. Y nada parece poder frenarle. Ante los imprevistos, siempre tiene respuestas, herramientas y aparente calma. Cuando las encuestas le son adversas, sabe cómo poder levantarlas. Ese es Francis Urquart, un perfecto "sir" de etiqueta, clasista y duro, que mucho más lejos de donde llega en House of Cards, parece que no puede llegar. Nada más lejos de la realidad. Ahora se rodea de una brillante asesora a la que puede utilizar para conseguir sus propósitos, mientras la sombra de Mattie Storin, la periodista de la primera parte, planea continuamente en la mente y recuerdos de Urquart, y de los allegados, incluida la nueva ayudante del Primer Ministro, Sarah Harding.

Si en la primera parte aparecen elementos metafóricos, como las ratas, todo parece mucho más cuidado y limpio a la hora de llevar a cabo los planes conspiratorios de Urquart, en esta segunda entrega, todo esto ya es conocido por el espectador, y los métodos son un poco menos sofisticados, y no aparecen elementos metafóricos, ni esas grandes fotografías de Londres. Eso sí, Urquart sigue hablando al espectador haciéndolo partícipe de la trama y de sus pensamientos y acciones.

Menos eficaz, menos brillante y más duro en sus métodos. En esta segunda parte, no se alcanza el ritmo y la tensión de la primera, ni siquiera algunas escenas llegan al nivel esperado, pero al fin y al cabo, cumple perfectamente con su cometido.

Los conservadores y sus métodos poco lícitos contra una monarquía liberal en horas bajas. ¿Quién ganará la partida?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
BaKuLaLU
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow