El teniente Montini, el sargento Lorusso y los soldados Farina, Eliseo, Corrado, Luciano y los hermanos Munaron forman una patrulla de reconocimiento del ejército italiano que desembarcan en una pequeña isla que parece desolada. Incomunicados, los soldados intentan ingeniárselas para no aburrirse en la isla (ya sea haciendo guardia, leyendo poesía griega o pintando), pero poco a poco, resurgirán tímidamente los habitantes del lugar. La hospitalidad de éstos antes los militares es de tal envergadura que reconsideran largarse de allí para quedarse unos días más. Tres años más tarde todavía se encuentran en ese pequeño paraíso árido pero de gentes amables. Pero el curso de la Guerra ha cambiado así como sus corazones. Mussolini ha caído y los aliados hace tiempo que han desembarcado en Italia. Entonces es cuando surgen las dudas para la pequeña patrulla, especialmente para Farina que se ha enamorado de Vassilissa, una gentil prostituta, y se ha prometido con ella en matrimonio.

Silvio Berlusconi produjo este film de Gabriele Salvatores que fue todo un éxito de taquilla dentro y fuera de Italia. Maravillosa alegoría sobre el origen común de las civilizaciones y, en este caso, las que merodean el Mediterráneo.