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España España · Madrid
Voto de keizz:
6
Drama Davis Mitchell (Jake Gyllenhaal) es un exitoso ejecutivo que sufre una grave desconexión emocional tras la repentina y trágica muerte de su mujer (Heather Lind) en un accidente de coche. Aunque su suegro (Chris Cooper) intenta por todos los medios que se recupere, continúa bloqueado y se dedica a desmontar compulsivamente toda clase de objetos. Gracias a la ayuda de Karen (Naomi Watts) y de su hijo, a los que acaba de conocer, Davis ... [+]
28 de julio de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Davis Mitchell (Jake Gyllenhaal) es un exitoso ejecutivo felizmente casado. Un día sufre un accidente de coche del que sale ileso pero su mujer (Heather Lind) fallece. Esto le produce un bloqueo emocional que le descentra por completo. Primero le da por desmontar objetos y después por la demolición. Conocer a Karen (Naomi Watts) y su hijo (Judah Lewis) parece una buena oportunidad para recuperarse. O puede que terminen por volverse locos los tres.

“Demolición” la dirige Jean-Marc Vallée, el director que saltó a la fama con “Dallas Buyers Club”, pero cualquiera que aparezca en los créditos del film queda eclipsado por la espectacular labor de Jake Gyllenhaal quien, en un papel que le viene como anillo al dedo, desparrama en esta película todo su talento interpretativo hasta el punto de apropiarse absolutamente de la película, dejando todo lo demás en un segundo plano.

La película empieza como un cañonazo y en los primeros vertiginosos minutos te agarra fuerte de los huevos para asegurarse de que tiene toda tu atención. Luego te va soltando, y por momentos te deja de interesar. Es irregular, con un estilo narrativo algo atropellado, con un gran comienzo y un desarrollo un tanto anodino en según qué partes, pero en conjunto está bien, fluye generando interés y me parece una buena apuesta, especialmente en esta época del año en que la cartelera está tan desangelada. Y aunque sólo fuera por presenciar el trabajo de Jake Gyllenhaal ya estaría compensado el precio de la entrada.

Habrá quien diga que tantos magníficos trabajos de Jake Gyllenhaal en este tipo de personajes sólo pueden significar que no actúa, sino que hace de sí mismo. No estoy de acuerdo. Simplemente hay actores que dan mejor en un registro que en otro, como hay cantantes que lo hacen genial en el soul y no tanto en el rock’n’roll. El caso es que darle un papel perturbador a Gyllenhaal es una garantía de éxito.

Con ese gesto aparentemente imperturbable, Gyllenhaal se apodera de la pantalla y nos subyuga con su mirada inquietante y enigmática, con su presencia demoledora, absolutamente elocuente, con su inexpresiva expresividad que nos transmite más que cualquier buen diálogo. Últimamente, siempre que veo una película suya tengo la misma sensación. Siempre brilla, siempre está por encima de todos y del propio film.

La película alterna escenas brillantes, en las que uno siente que le han tocado la fibra con otras excesivamente forzadas o difíciles de encajar. La relación del personaje de Gyllenhaal con el de Naomi Watts no está muy bien trabajada y me rechina un tanto. Es un papel femenino metido con calzador que no aporta gran cosa y en el que a la propia Naomi no se la ve muy cómoda. En el otro lado de la balanza, el personaje del hijo (así como su interpretación por parte de Judah Lewis) sí está bien logrado. Otra cosa positiva es el sentido del humor, a veces negro, a veces sutil y casi siempre desconcertante, que está presente en toda la película y la engrandece.

Otro punto a favor son las canciones que suenan en la película. Esto para mí siempre es algo digno de ser celebrado. A ver, de memoria: “Crazy on you” de Heart (que aparte de escucharse tiene importancia porque se habla de ella en la película), “To be alone with you” de Sufjan Stevens, “La Boheme” de Charles Aznavour, “It’s all over now, baby blue”, en la versión de los Chocolate Watchband, y sobre todo la descomunal “Mr. Big” de Free, que ya me alegró la tarde del todo.

“Demolición” trata de profundizar en algo tan laberíntico como son los sentimientos, y lo hace con una gran naturalidad, como quien no quiere la cosa, intentando hacer sencillo algo tan complejo. A ratos lo consigue y a ratos no. Esa irregularidad narrativa no molesta porque es paralela a la propia inestabilidad de su protagonista. Es como si la propia película fuera dando tumbos, buscando su lugar, como hace también el personaje de Gyllenhaal. Ambos, película y protagonista, comparten búsqueda de autoafirmación, locura, rabia y sentimientos.

Es una película extraña, lo cual ya hace que valga la pena ser vista. Te atrapa desde el principio con ese irresistible inicio y, aunque, a mi juicio, tiene un caminar torpe y desacompasado, nunca deja de interesarte. Además, tiene coraje para afrontar el tema de la pérdida desde un punto de vista distinto, bastante irreverente, rozando la desfachatez. Lástima que el final sea más convencional. Si alguna vez te has sentido roto por dentro, “Demolición” te llegará mucho más todavía.

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keizz
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