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Voto de GORRIÓN:
9
7,6
12.096
Aventuras. Western
Después de desertar de la guerra entre Estados Unidos y México y hastiado de la civilización, el soldado Jeremías Johnson decide dejarlo todo y establecerse en las inhóspitas Montañas Rocosas. Se establece en un territorio dominado por los violentos indios Crow, donde, con la ayuda de un viejo trampero, aprenderá a sobrevivir en durísimas condiciones. (FILMAFFINITY)
6 de mayo de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de una belleza que te inunda. Un Robert Redford con una mezcla de desvalimiento, coraje y hombría, siempre en su justa medida. Transmite su inmensa soledad llenando la pantalla.
Los paisajes todo lo envuelven, están ahí, pero no hay esa especie de recreamiento en ellos a modo de reportaje del National Geographic y rollos de puestas de sol con banda sonora y conejillos asomando sus naricitas cuando llega la primavera, sabéis a lo que me refiero ¿no? La fuerza de las montañas y de las estaciones es tan intensa que no necesita de artimañas para ponerlo de manifiesto.
Desde una de las primeras escenas cuando Jeremías está intentando pescar y aparece el indio, silenciosamente, con una presencia tan poderosa, sabía que iba a caer rendida y a pasar 100 minutos memorables.
Nuestro pobre héroe urbano se encuentra con un viejo cazador a medio camino entre Dersu Uzala y Gandalf que le enseña a sobrevivir en las montañas. A partir de ahí, ¡pura vida!.Un encuentro con un niño enmudecido por la tragedia que ha vivido y un matrimonio con una india. Los tres forman un grupo conmovedor.
La india es totalmente creíble, no es una beldad de esas con sobredosis de maquillaje a la que colocan unas trenzas y ya está, es de un tipo natural y salvaje que va creciendo en belleza fotograma a fotograma, nos vamos enamorando de ella al mismo tiempo que Jeremías, y en la escena en que Jeremías la mira y le acaricia el rostro, mientras ella le cura las heridas, es de una ternura y una emoción increíble para un gesto tan leve. El primer esbozo de sonrisa del “pequeño” mudo me dejó destrozada. Una caricia y una sonrisa en esta peli, tal como esta contada, son suficientes para arrasarte el corazón de sentimientos.
Los paisajes todo lo envuelven, están ahí, pero no hay esa especie de recreamiento en ellos a modo de reportaje del National Geographic y rollos de puestas de sol con banda sonora y conejillos asomando sus naricitas cuando llega la primavera, sabéis a lo que me refiero ¿no? La fuerza de las montañas y de las estaciones es tan intensa que no necesita de artimañas para ponerlo de manifiesto.
Desde una de las primeras escenas cuando Jeremías está intentando pescar y aparece el indio, silenciosamente, con una presencia tan poderosa, sabía que iba a caer rendida y a pasar 100 minutos memorables.
Nuestro pobre héroe urbano se encuentra con un viejo cazador a medio camino entre Dersu Uzala y Gandalf que le enseña a sobrevivir en las montañas. A partir de ahí, ¡pura vida!.Un encuentro con un niño enmudecido por la tragedia que ha vivido y un matrimonio con una india. Los tres forman un grupo conmovedor.
La india es totalmente creíble, no es una beldad de esas con sobredosis de maquillaje a la que colocan unas trenzas y ya está, es de un tipo natural y salvaje que va creciendo en belleza fotograma a fotograma, nos vamos enamorando de ella al mismo tiempo que Jeremías, y en la escena en que Jeremías la mira y le acaricia el rostro, mientras ella le cura las heridas, es de una ternura y una emoción increíble para un gesto tan leve. El primer esbozo de sonrisa del “pequeño” mudo me dejó destrozada. Una caricia y una sonrisa en esta peli, tal como esta contada, son suficientes para arrasarte el corazón de sentimientos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los personajes que Jeremías se encuentra al comienzo de su aventura se los vuelve a encontrar en diversos momentos del final, cuando él se ha convertido en un hombre que ha sufrido y ha sobrevivido, como un circulo que se cierra. El viejo cazador que al comienzo de la peli me parece un chiflado, cuando aparece por segunda vez, en la nieve, con su caballo blanco, barba blanca, cubierto de pieles blancas, es como un Dios. El buhonero lenguaraz y rudimentario, cuando vuelve a encontrarse con Jeremías, le veo como un filósofo, un sabio, un hombre que conoce los secretos del universo y que vive en la montañas rocosas “porque son la medula del mundo”. No han cambiado ellos, hemos cambiado nosotros porque entendemos mejor la esencia del espíritu que les alienta.
¡Amo mi DVD sobre todas las cosas¡
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