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Voto de Inocente82:
9
Drama La película consta de nueve tramas paralelas ambientadas en el Valle de San Fernando, en Los Ángeles: un niño prodigio, el presentador de un concurso de televisión, un ex-niño prodigio, un moribundo, su hijo perdido, la mujer y el enfermero del moribundo. Son historias aparentemente independientes, pero que guardan entre sí una extraña relación. (FILMAFFINITY)
24 de diciembre de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
11 o 13 personas destrozadas, hundidas, machacadas y perdidas, sacan fuerzas de donde no las tienen para, en un minuto muy avanzado del metraje, cantar "Wise Up", de Aimee Mann. Magnolia no es un musical. Lo que cantan viene a decir que o espabilan... o abandonen. Y es que casi la totalidad de los personajes de esta magnífica, brillante película coral parecen estar necesitados de un urgente cambio de rumbo. Tenemos a la yonkie que guarda un secreto; tenemos el ex niño prodigio que tiene mucho amor que dar (enorme William H. Macy como el fracasado Donnie Smith), tenemos al moribundo que sufre de dolor; tenemos al predicador que presume de su misoginia.

Cada uno de ellos tiene excasas horas del día (las 3 horas que dura la película recogen aproximadamente 3 horas de sus vidas) para contarnos por qué están tan jodidos y para pensar qué hacer. Las "predicciones" meteorológicas que abren cada capítulo de la película parece anticiparnos lo que vendrá a continuación; pero no habrá "predicción" más certera que la bíblica para cerrar un capítulo donde parece que todos los personajes buscan el perdón.

Magnolia habla de eso: del perdón. Y también de la pérdida de la inocencia; de la soledad enorme; del dolor; de la ausencia de amor, del amor correspondido y del amor tardío; habla de los "putos remordimientos"; habla (y sé que es decir mucho) de la vida misma.

La película es intensa, no se puede negar. No deja un solo minuto (de sus 188) para el relax (aunque sus fantásticos minutos iniciales, a modo de prólogo, parecen anticipar otro tono). Las historias que cuenta parecen rodar pendiente abajo sin control, pille al que pille en su camino. Y es ahí, en esos momentos de intensidad extrema, donde destaca una inmensa actriz, Julianne Moore, que no puede estar más perfecta interpretando a Linda Partridge, la última esposa de un anciano a punto de morir. Sus monólogos, escritos con sangre, son, en la boca, las manos, la cara y las lágrimas de la gran actriz, municiones que no dejan títere con cabeza.

Paul Thomas Anderson manifestó al estrenar la película (cuyo guión escribió en tan solo 2 semanas) que nunca podría hacer algo mejor que Magnolia. En ocasiones hay genios que saben que están rozando la brillantez más absoluta.
Inocente82
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