Antes de comenzar a ver esta serie tenía ciertos recelos respecto a su calidad.
Una serie cómica sobre la vida y costumbres de unos nerds (traduciendo, empollones de ciencias) frikis que conviven puerta con puerta con una preciosidad rubia de inquietudes intelectuales totalmente opuestas (es decir ninguna) me hacía temer lo peor dado los aborrecibles precedentes que la industria cinematográfica estadounidense nos había brindado.
Afortunadamente en vez del predecible subproducto esperado hallé una serie con guiones inteligentes y personajes con carisma suficiente para trascender todos los tópicos de los que son deudores.
Tiene mucho mérito hilar más de tres temporadas y conservar prácticamente intacta toda la frescura y desenfado inicial, creando siempre nuevas situaciones capaces de sorprender y divertir.
También es de agradecer que se utilice de forma coherente y justificada la jerga científica (no siempre del todo compresible, pero hilarante de todos modos como sucede en los debates filosóficos de las pelis de Woody Allen), amen de las cientifistas y formales expresiones que se utilizan para describir situaciones de lo más banales.
De todos modos, el notable éxito y cálida acogida de esta serie se debe en buena medida a su plantel de personajes, de entre los cuales sobresale Sheldon Cooper (interpretado por Jim Parsons, ganador de un premio Emmy de pleno derecho) que se ha convertido en el icono de la serie y personaje de culto para muchos seguidores de la misma.
El tal Sheldon Cooper es un genio de la física teórica (y la ciencia en general, además de ser un cúmulo de información de lo más variada) que tiene graves dificultades para relacionarse emocionalmente con su congéneres debido a que padece el Síndrome de Asperger y es obsesivo-compulsivo (aunque nunca es confirmado), lo cual hace que manifieste comportamientos un tanto “marcianos” para aquellos no familiarizados.
Con todo ello no quiero afirmar que el resto de personajes sean una mera comparsa del susodicho, ni mucho menos.
Cada uno de ellos provee de motivos cómicos a la línea argumental de la serie a través de sus singulares personalidades y tics distintivos (la simple y adorable Penny, el sálido de Wolowitz, el torturado Leonard en constante conflicto con su naturaleza friki, los sorprendentes golpes de humor de Raj, y un largo etc...)
Por si no fuera suficiente la serie cuenta además con una interesante colección de secundarios que aparecen puntualmente en algunos capítulos y hacen todavía más rico el tapiz de situaciones.
En definitiva, un serie muy recomendable que se convertirá en una de tus habituales si le das una oportunidad.
Un auténtico hallazgo. Científicamente comprobado.