Esta película me hace acordar en particular a la novela Rayuela: tal vez siendo sin embargo un poco menos explícita en sus objetivos que el libro mencionado, es una obra que desanda el camino de la creación cinematográfica (y artística en general) y desarticula sutilmente, de adentro hacia afuera, los procesos creativos de un guionista, proponiendo una film que termina presentándose como un ensayo mismo sobre el cine; una crítica a los dogmas y limitaciones que rigen sobre los guionistas de la industria hollywoodense. El espectador se ve forzado a participar del film, de interpretarlo activamente para encontrar su sentido final: lo desafiante de su propuesta queda demostrado con sólo leer algunas críticas que no entienden por qué el final se vuelve tan efectista y previsible, cuando ese es justamente su irónico mensaje.

Kaufman (real guionista de la película, y a su vez su protagonista a través de Nicolas Cage) consigue disfrazar su opinión dentro de una historia fascinante, compleja e íntima como sólo pueden serlo los buenos libros, con personajes inolvidables y valiéndose además de las actuaciones increíbles de Cooper, Streep y Cage por dos. Demasiado buena.