Christopher Nolan debutó en la dirección con una película que apenas tuvo distribución llamada Following. Pero fue con su segunda película, Memento, con la que sorprendió al mundo, pasando a ser casi de inmediato una película de culto entre buena parte de los cinéfilos. Y aunque Memento es una buena película, creo que son las cuatro películas que ha dirigido después las que sitúan a Christopher Nolan como uno de los mejores directores de su generación, destinado a hacer grandes cosas en el futuro.
Memento es un rompecabezas. Su historia comienza por el final, y a partir de ahí vamos viendo el desarrollo de los hechos al revés. Cada secuencia que vemos es la inmediatamente anterior en el tiempo. No es una narración desordenada. Es una historia perfectamente ordenada pero a la inversa, de final a principio. Y este es el principal motivo de su éxito. Este, y la peculiaridad de su personaje protagonista, cuya memoria inmediata desaparece cada quince minutos. Con estas dos características la narración de Memento se vuelve tan compleja como interesante. Además su principal virtud es que es precisamente en el principio de la historia donde se encuentra el principal misterio a resolver. Es decir, que el principio de Memento es, en realidad, un excelente y sorprendente final.
La historia es complicada de explicar. Después de una experiencia traumática el protagonista sufre una perdida constante de sus recuerdos más inmediatos. Sabe que es lo que paso pero olvida todos los recuerdos generados con posterioridad. Su objetivo es vengar ese hecho que le cambio la vida, algo que en sus circunstancias actuales le resulta un auténtico rompecabezas. La decisión de contar la historia empezando por su final es un acierto absoluto ya que, como he dicho, el misterio se encuentra en el origen de historia y no en su final.
El problema que yo le encuentro es que el puzzle se vuelve a veces tan complejo, que cuando se llega a su resolución me resulta muy complicado hacer que encajes todas las piezas. Según se va acercando el final la cantidad de información del antes, del después y del durante es tan abrumadora que yo me encuentro desbordado. Y aunque todo es inesperado y sorprendente no se si también es excesivamente tramposo.
Christopher Nolan demuestra con Memento ser un director de una gran habilidad, pero no se le puede considerar todavía el brillante y potente creador en que ha convertido posteriormente.
El protagonismo de la película recae en Guy Pearce, un actor que con un buen personaje entre manos, como es el caso, siempre hace buenos trabajos. Y también descubre a la estupenda Carrie Ann Moss, antes de hacer Matrix, en un personaje lleno de recovecos, en el que se muestra absolutamente convincente.