Esta es la primera película de Woody Allen como director y es evidente que todavía le quedaba mucho por aprender.
Toma el dinero y corre es una comedia, pura y dura, no cabe esperar nada más de ella. Solo que el ingenio de Allen, que ya apuntaba maneras, no estaba del todo depurado.
La película cuenta la historia de un pobre hombre, que interpreta Woody Allen, que se dedica a los pequeños hurtos para conseguir un poco de notoriedad entre la pandilla de su barrio. Pero como no podía ser de otra forma todo le sale mal. Le meten en la cárcel, sale, conoce a una chica, vuelve a la cárcel, y mientras tanto asistimos a una serie de gracias no demasiado logradas que van salpicando los escasos noventa minutos que dura.
El guión tiene cosas que hacen ver algo de ese talento por descubrir, pero aun así resulta reiterativo y poco interesante. Además el recurso de narrar la película en voz en off, que es algo que me suele gustar, en este caso me agota, estoy deseando que el narrador se calle.
No deja de ser una película simpática, con mucho de lo que Woody Allen conseguiría perfeccionar después, pero definitivamente menor. Y ya desde su primera película Allen interpreta el personaje que no ha dejado de interpretar nunca.