141/22(26/06/12) Buen thriller con más comedia que intriga, realizado por un infravalorado Stanley Donen y protagonizado por dos iconos del Séptimo Arte, la bellísima belga Audrey Hepburn y el carismático Cary Grant en su única aparición juntos. Se ha dicho que es la mejor cinta que Hitchcock nunca hizo, y es que el guión de Peter Stone (‘1 2 3 Pelham’) tiene toques Hitch muy en la onda de ‘Con la muerte en los talones’, una intriga donde un inocente se ve envuelto en un lío criminal donde nunca sabe lo que realmente está pasando, y encima hay apariciones de trenes, algo que le gustaba mucho de exponer en sus obras al orondo realizador. Reggina Lampert (buena Audrey Hepburn) pasa en solitario unos días en un estación de esquí, está infelizmente casada con Charles, al volver a su residencia en París la policía le comunica que su marido ha sido asesinado, durante el velatorio aparecen tres misteriosos tipos que solo están interesados en comprobar que está realmente muerto, le llaman a la Embajada de USA, allí un supervisor de la CIA, Hamilton Bartholomew (buen Walter Matthaw), le explica que su marido junto 4 hombres más robó un cuarto de millón de dólares durante la WWII destinados a la resistencia francesa, además Charles traicionó a su compinches y se quedó toda la plata, estos lo han encontrado y matado, pero el dinero sigue sin aparecer, los traicionados ahora la presionan a ella para que les diga dónde está el botín pero ella no tiene idea, solo parece tener la ayuda de un ambiguo personaje, Peter Joshua (buen Cary Grant). La cinta se mueve con aire distendido, con una puesta en escena elegante, empezando por unos títulos de crédito iníciales diseñados por el gran Maurice Binder (el creador de los míticos de la saga James Bond), sobre todo queda marcado por el porte de la Hepburn, con un guión ingenioso de Peter Stone (‘1 2 3 Pelham) y Marc Behm (Help!), de diálogos ágiles y frescos, conjugando el thriller, el suspense, el romance, y la comedia de modo equilibrado, con giros constantes, donde el juego de la verdad y la mentira es constante, nunca sabes que es cierto y que falso, la ambigüedad de los protagonistas desconcierta, con lo que la tensión y el misterio permanece. Posee una buena fotografía de Charles Lang (‘Con faldas y a lo loco’, ‘El último tren de Gun Hill’ o ‘Los 7 Magníficos’), y una bellísima música del maestro Henry Mancini (‘Sed de mal’, ‘Hatari!’ o ‘Desayuno con diamantes’). (Continua en spoiler sin spoilers)