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Voto de TOM REGAN:
6
6,6
3.635
Aventuras. Drama
Imperio Romano, siglo II d.C. Marco Aurelio (160-181), el emperador filósofo, fue el último gobernante de la Edad de Oro romana. Muy a su pesar, tuvo que luchar contra diversos pueblos para defender las fronteras del Imperio. En política interior, su sueño era restaurar las instituciones republicanas, razón por la cual nombró sucesor a su protegido Livio, en detrimento de su ambicioso y corrupto hijo Cómodo. Pero éste no aceptó la ... [+]
18 de junio de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
92/14(28/05/15) Irregular péplum producido por el megalómano Samuel Bronston y realizado por Anthony Mann. Como era habitual en el productor de origen ruso en España combina un gran espectáculo visual, manejo de grandes masas de gente, grandes escenarios, en este caso el mayor decorado realizado al aire libre del mundo, el Foro de Roma, sumado a un gran elenco actoral, lástima que aquí el guión sea tan liviano y superficial que se queda en algo inane, sin capacidad de profundidad, donde se añade un protagonista, Stephen Boyd falto de personalidad. Su tremendo fracaso comercial llevo al productor a dejar sus proyectos en España, lugar al que vino por las buenas condiciones que trató con el régimen, costó el film 20 millones $ y solo recaudó una cuarta parte, el mayor fracaso de la Paramount hasta ese año, paradojas de la historia, un film que anunciaba la caída de un Imperio, dio al traste con el de Samuel Bronston, asimismo supuso el fin de los films péplums, género que no regresaría a la popularidad hasta 36 años después con “Gladiator”, que curiosamente parte de la misma historia. El título del film queda un poco forzado, el desmembramiento del Imperio Romano empezó tres siglos después, en el IV, de los hechos que aquí cuentan. Tuvo nominación al Oscar a la música de Dimitri Tiomkin.
La historia se inspira en la obra “The history of decline and fall of the Roman Empire” de Edward Gibbon, con guión de Ben Barzman (“Los héroes del Telemark”), Basilio Franchina (“The Blue Max”) y Philip Yordan (“El Cid”), combinan diferentes géneros como el bélico, el histórico, el drama o la acción. Se hace una superficial radiografía de las causas del comienzo del colapso del poderoso Imperio de Roma, la prepotencia, la arrogancia ante los vencidos, inmensas fronteras conllevan muchos enemigos exteriores, la falta de entendimiento con los pueblos ocupados, el despotismo, el hedonismo, la corrupción política, y sobre todo la podredumbre moral que asolaba un Imperio acomodado en su narcisismo, deja pinceladas idealistas de que tomando otro rumbo podría haber sido un lugar mejor, una Arcadia, Roma llevó la civilización por toda Europa, pero su endiosamiento la devoró, nos habla de un Imperio donde se podían debatir ideas, pero donde la dictadura del Emperador la pudrió, nos habla de personas que anhelaban construir este lugar de entendimiento entre diferentes, nos habla de deseos de paz, habla de cómo la violencia siempre se impondrá sobre el pacifismo. El film desde su inicio propone un relato de tintes crepusculares, con un Emperador filósofo sabiéndose le queda poco que diserta sobre cuál es el mejor futuro para sus dominios, además deja sutiles dosis religiosas en la figura de Timónides, donde se confunden la filosofía griega con la cristiana.
El film se parte en dos mitades, la primera la pasamos en el Campamento de Invierno en Germania, donde nos presentan a los personajes, dejan constancia de lo que quieren y desean, hay conspiraciones, batallas, asesinatos, se establece el conflicto por el que discurrirá la cinta, aquí brilla con luz propia el gran Alec Guiness con un Emperador introspectivo, reflexivo, dubitativo, debe decidir entre su familia o el bien del Imperio, se produce una de las grandes escenas, la parada militar de respeto al emperador de las diferentes naciones conquistadas. En la segunda mitad la imperial ciudad de Roma es la protagonista, monumental recreación, aquí la historia se desdibuja en una amalgama de situaciones sin fuerza alguna, rancias, de un buenismo cursi, coronado todo en un lucha final sin poderío.
Todo esto queda diluido en un guión naif, exento de grandes diálogos, nulo en personajes de calado, componiendo vaivenes en la narración redundantes, con tramos gratuitos, con mucho descartable, con situaciones mal expuestas, tras salir de escena el carismático personaje Marco Aurelio, encarnado con vigor por Alec Guiness, la cinta decae en un batiburrillo de enfrentamientos plúmbeos, moviéndose entre clichés y estereotipos sin alma, alargándose en demasía hacia un metraje excesivo, con un clímax final que se siente metido con calzador, con un romance vacuo, sin fuerza, chirriante, con personajes con los que no conectas, te da igual lo que les pase, incluso las batallas quedan regular, mucha gente moviéndose de un lado a otro, pero en la que no te enteras de lo que pasa. Tampoco ayuda que el enfrentamiento entre los antagonistas encarnados por Plummer y Boyd queda muy descompensado, el segundo es un cuerpo inerte, no transmite, quizás en parte por la dejadez en la delineación de los guionistas, y Plummer queda muy histriónico, pasado de vueltas queriendo imitar al gran Peter Ustinov de “Quo Vadis” con su Nerón. También se atisba en la cinta un desajuste con el montaje, tiene que ver con el personaje del ciego que hace Mel Ferrer, desaparece tras asesinar a Marco Aurelio, aparece otra vez más allá de la mitad y ya no vuelve, parecía tendría peso dramático, probablemente tenía su personaje alguna subtrama que en la mesa de montaje se perdió. Otro lunar es una revelación importante que hacen a Cómodo hacia el final, nada aporta a la trama, queda estridente, desvía la atención de lo importante. Se nota demasiado queriendo ser otra “Ben-Hur”, de hecho se hace una carrera de cuadrigas, con planos calcados de la pretérita, sin sentido dramático alguno, pues tiene cero relevancia, incluso la relación Cayo Livio con Cómodo es muy similar a la de Ben-Hur con Messala, con ese subtexto homo-erótico.
Alec Guiness deja su impronta de uno de los más grandes actores de la historia, carisma, sentimiento, emociones, mundo interior, majestuosidad, maravilloso, curiosamente no le gustaron sus líneas de guión y las reescribió el mismo, aún así confesó que jamás vio más de 20 minutos del film, asimismo hizo muy buena amistad con la Loren... (sigue en spoiler)
La historia se inspira en la obra “The history of decline and fall of the Roman Empire” de Edward Gibbon, con guión de Ben Barzman (“Los héroes del Telemark”), Basilio Franchina (“The Blue Max”) y Philip Yordan (“El Cid”), combinan diferentes géneros como el bélico, el histórico, el drama o la acción. Se hace una superficial radiografía de las causas del comienzo del colapso del poderoso Imperio de Roma, la prepotencia, la arrogancia ante los vencidos, inmensas fronteras conllevan muchos enemigos exteriores, la falta de entendimiento con los pueblos ocupados, el despotismo, el hedonismo, la corrupción política, y sobre todo la podredumbre moral que asolaba un Imperio acomodado en su narcisismo, deja pinceladas idealistas de que tomando otro rumbo podría haber sido un lugar mejor, una Arcadia, Roma llevó la civilización por toda Europa, pero su endiosamiento la devoró, nos habla de un Imperio donde se podían debatir ideas, pero donde la dictadura del Emperador la pudrió, nos habla de personas que anhelaban construir este lugar de entendimiento entre diferentes, nos habla de deseos de paz, habla de cómo la violencia siempre se impondrá sobre el pacifismo. El film desde su inicio propone un relato de tintes crepusculares, con un Emperador filósofo sabiéndose le queda poco que diserta sobre cuál es el mejor futuro para sus dominios, además deja sutiles dosis religiosas en la figura de Timónides, donde se confunden la filosofía griega con la cristiana.
El film se parte en dos mitades, la primera la pasamos en el Campamento de Invierno en Germania, donde nos presentan a los personajes, dejan constancia de lo que quieren y desean, hay conspiraciones, batallas, asesinatos, se establece el conflicto por el que discurrirá la cinta, aquí brilla con luz propia el gran Alec Guiness con un Emperador introspectivo, reflexivo, dubitativo, debe decidir entre su familia o el bien del Imperio, se produce una de las grandes escenas, la parada militar de respeto al emperador de las diferentes naciones conquistadas. En la segunda mitad la imperial ciudad de Roma es la protagonista, monumental recreación, aquí la historia se desdibuja en una amalgama de situaciones sin fuerza alguna, rancias, de un buenismo cursi, coronado todo en un lucha final sin poderío.
Todo esto queda diluido en un guión naif, exento de grandes diálogos, nulo en personajes de calado, componiendo vaivenes en la narración redundantes, con tramos gratuitos, con mucho descartable, con situaciones mal expuestas, tras salir de escena el carismático personaje Marco Aurelio, encarnado con vigor por Alec Guiness, la cinta decae en un batiburrillo de enfrentamientos plúmbeos, moviéndose entre clichés y estereotipos sin alma, alargándose en demasía hacia un metraje excesivo, con un clímax final que se siente metido con calzador, con un romance vacuo, sin fuerza, chirriante, con personajes con los que no conectas, te da igual lo que les pase, incluso las batallas quedan regular, mucha gente moviéndose de un lado a otro, pero en la que no te enteras de lo que pasa. Tampoco ayuda que el enfrentamiento entre los antagonistas encarnados por Plummer y Boyd queda muy descompensado, el segundo es un cuerpo inerte, no transmite, quizás en parte por la dejadez en la delineación de los guionistas, y Plummer queda muy histriónico, pasado de vueltas queriendo imitar al gran Peter Ustinov de “Quo Vadis” con su Nerón. También se atisba en la cinta un desajuste con el montaje, tiene que ver con el personaje del ciego que hace Mel Ferrer, desaparece tras asesinar a Marco Aurelio, aparece otra vez más allá de la mitad y ya no vuelve, parecía tendría peso dramático, probablemente tenía su personaje alguna subtrama que en la mesa de montaje se perdió. Otro lunar es una revelación importante que hacen a Cómodo hacia el final, nada aporta a la trama, queda estridente, desvía la atención de lo importante. Se nota demasiado queriendo ser otra “Ben-Hur”, de hecho se hace una carrera de cuadrigas, con planos calcados de la pretérita, sin sentido dramático alguno, pues tiene cero relevancia, incluso la relación Cayo Livio con Cómodo es muy similar a la de Ben-Hur con Messala, con ese subtexto homo-erótico.
Alec Guiness deja su impronta de uno de los más grandes actores de la historia, carisma, sentimiento, emociones, mundo interior, majestuosidad, maravilloso, curiosamente no le gustaron sus líneas de guión y las reescribió el mismo, aún así confesó que jamás vio más de 20 minutos del film, asimismo hizo muy buena amistad con la Loren... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
...Christopher Plummer queda caricaturizado, plano en su maldad, de pose sobreactuada, muy teatral, le fue ofrecido el rol a Richard Harris, curiosamente 36 años después tomaría el papel del padre Marco Aurelio en “Gladiator”. Stephen Boyd, débil, frágil, insípido, el actor culpó a este papel de echar abajo su prometedora carrera. Sophia Loren resulta una bella presencia, pero con un peso dramático escaso, sin hondura, con un romance trivial, en su momento la segunda actriz mejor pagada del mundo (1millón $). James Mason aporta humanidad a su rol, integridad, nobleza, apostura, con dos grandes momentos, uno en la tortura a que es sometido, demuestra gran fuerza, la otra es en el elocuente y humanista discurso que da en el senado, un dechado de locuacidad. Omar Sharif da buen rendimiento en un escaso papel. Anthony Quayle da un registro plano de duro guardaespaldas del emperador. John Ireland tras pobladísima barba da otra plana interpretación.
La puesta en escena está muy por lo alto del guión, con un Colosal diseño de producción de Venerio Colasanti y John Moore (“El Cid” o “55 días en Pekín”), también creadores del vestuario, con mastodóntica réplica del Foro de Roma a escala igual, no era fachada, era total, construida en Las Matas ( Madrid), siendo una atracción turística tras el rodaje, el mayor Decorado construido jamás al aire libre, , a 400 x 230 metros, todo un deleite visual, o el espléndido Campamente de Invierno rodeado de nieve fue construido en la Sierra de Guadarrama (Madrid),con gran manejo de masas de gente, de los movimientos de cuadrigas, sublime en la aparada militar y en el recibimiento en Roma a Cómodo, llegando a haber en algunas escenas 8000 extras en la batalla de los 4 ejércitos, y 1.200 de caballería, escena rodada en Manzanares El Real (Madrid), a ello se suma un vestuario de un realismo fascinante, todo potenciado por la fenomenal fotografía de Robert Krasker (“El tercer hombre”), en technicolor y panavisión, sabiendo moverse en escenas intimistas nocturnas con luz de velas y antorchas, creando imágenes sombrías y muy líricas, con tomas generales sobre todo del foro romano espectaculares, sabe jugar con lo épico y con lo pequeño, muy buena. Dimitri Tiomkin (“Solo ante el peligro”) compone notable música, de tintes melancólicos, profusión de sonidos de órgano de catedral, sabiendo moverse entre los diferentes tonos.
Momentos recordables: La brutal lucha en cuadrigas de Cayo Livio contra Marco Aurelio, tremendo prodigio de tensión y acción; El monumental y bello funeral de Marco Aurelio, de tremenda poesía, con la nieve cayendo a modo de lágrimas, con cientos de soldados enarbolando antorchas en una coreografía cuasi-hipnótica, extraordinaria; La entrada triunfal de Cómodo a Roma, inspirada claramente en la del film “Ben-Hur” que a su vez se inspiraba en el documental nazi “El triunfo de la voluntad” (1934) de Leni Riefenstahl, con la monumental visión del Foro de Roma; Los humanistas discursos en el Senado de Roma, todo un alarde de oratoria al servicio de una idea, políticas contrapuestas chocan en el foro de la palabra, inmigración, terrorismo, prejuicios, pacifismo, adaptarse a los nuevos tiempos,...; El epílogo del film, mientras Cayo Livio se aleja de Roma, unos senadores hacen una subasta ofreciendo oro a un general para que apoye al mejor postor al trono Imperial, símbolo de en lo que se había convertido Roma, en un nido de corrupción podrida. No he nombrado las escenas de batallas, me han resultado en su arranque prometedoras por la gran confluencia de gente, pero en su desarrollo están regularmente exhibidas, tampoco destaco la pelea final Cómodo-Livio, resulta intrascendente, y sin sorpresa alguna.
En conjunto queda una espectacular propuesta visual, que se queda en un envoltorio donde el interior queda maniqueo. Fuerza y honor!!!
Critica sesgada por el límite de caracteres, para ver íntegra ir a: http://tomregan.blogspot.com/2015/06/la-caida-delimperio-romano.html
La puesta en escena está muy por lo alto del guión, con un Colosal diseño de producción de Venerio Colasanti y John Moore (“El Cid” o “55 días en Pekín”), también creadores del vestuario, con mastodóntica réplica del Foro de Roma a escala igual, no era fachada, era total, construida en Las Matas ( Madrid), siendo una atracción turística tras el rodaje, el mayor Decorado construido jamás al aire libre, , a 400 x 230 metros, todo un deleite visual, o el espléndido Campamente de Invierno rodeado de nieve fue construido en la Sierra de Guadarrama (Madrid),con gran manejo de masas de gente, de los movimientos de cuadrigas, sublime en la aparada militar y en el recibimiento en Roma a Cómodo, llegando a haber en algunas escenas 8000 extras en la batalla de los 4 ejércitos, y 1.200 de caballería, escena rodada en Manzanares El Real (Madrid), a ello se suma un vestuario de un realismo fascinante, todo potenciado por la fenomenal fotografía de Robert Krasker (“El tercer hombre”), en technicolor y panavisión, sabiendo moverse en escenas intimistas nocturnas con luz de velas y antorchas, creando imágenes sombrías y muy líricas, con tomas generales sobre todo del foro romano espectaculares, sabe jugar con lo épico y con lo pequeño, muy buena. Dimitri Tiomkin (“Solo ante el peligro”) compone notable música, de tintes melancólicos, profusión de sonidos de órgano de catedral, sabiendo moverse entre los diferentes tonos.
Momentos recordables: La brutal lucha en cuadrigas de Cayo Livio contra Marco Aurelio, tremendo prodigio de tensión y acción; El monumental y bello funeral de Marco Aurelio, de tremenda poesía, con la nieve cayendo a modo de lágrimas, con cientos de soldados enarbolando antorchas en una coreografía cuasi-hipnótica, extraordinaria; La entrada triunfal de Cómodo a Roma, inspirada claramente en la del film “Ben-Hur” que a su vez se inspiraba en el documental nazi “El triunfo de la voluntad” (1934) de Leni Riefenstahl, con la monumental visión del Foro de Roma; Los humanistas discursos en el Senado de Roma, todo un alarde de oratoria al servicio de una idea, políticas contrapuestas chocan en el foro de la palabra, inmigración, terrorismo, prejuicios, pacifismo, adaptarse a los nuevos tiempos,...; El epílogo del film, mientras Cayo Livio se aleja de Roma, unos senadores hacen una subasta ofreciendo oro a un general para que apoye al mejor postor al trono Imperial, símbolo de en lo que se había convertido Roma, en un nido de corrupción podrida. No he nombrado las escenas de batallas, me han resultado en su arranque prometedoras por la gran confluencia de gente, pero en su desarrollo están regularmente exhibidas, tampoco destaco la pelea final Cómodo-Livio, resulta intrascendente, y sin sorpresa alguna.
En conjunto queda una espectacular propuesta visual, que se queda en un envoltorio donde el interior queda maniqueo. Fuerza y honor!!!
Critica sesgada por el límite de caracteres, para ver íntegra ir a: http://tomregan.blogspot.com/2015/06/la-caida-delimperio-romano.html