70/24(30/03/12) Uno de los puntos álgidos en la pequeña pantalla esta clásica serie televisiva que adapta de modo maravilloso las novelas de Robert Graves ‘Yo, Claudio’ y ‘Claudio el Dios’, basadas en la primera dinastía Imperial romana, Julio-Claudia, una sensacional ficción históricas. Abarca desde el nacimiento de Claudio con su abuelo Augusto de Emperador hasta su muerte y entronización de su hijastro Nerón, la historia está contada a modo memorias del que fuera Emperador Claudio, un superviviente, un tipo que gracias a que nadie lo tomaba en serio, más bien por tonto debido a su tartamudez, tics nerviosos y cojera, pero que era un ser muy inteligente y culto. Arranca con Augusto (gran Brian Blessed) de Emperador, este busca un heredero que le honre, pero su esposa Livia Drusilla (gran Sian Philips) solo tiene un objetivo, que su incompetente hijo de un matrimonio anterior, Tiberio (buen George Baker), sea el que le suceda, por lo que su infernal mente irá pergeñando todo tipo de asesinatos para dejar en la cuneta uno a uno a todos los posibles candidatos, alcanzando su meta, Tiberio se convierte en un nefasto Emperador, pero su sucesor, lo hará bueno, este no es otro que Calígula (grandioso Jhon Hurt), compendio de toda la maldad posible, que tras su muerte se producirá una pretendida broma macabra al poner en el poder Imperial a Claudio. Este es un relato apasionante sobre una familia donde se concentran lo peor de la condición humana, la ambición desmedida, la avaricia, la lujuria, el libertinaje, los asesinatos, el matricidio, el magnicidio, el parricidio, el fratricidio, el regicidio, el suicidio, el canibalismo, el incesto, la violación, la locura y más miserias se agolpan en una narración poderosa. El guión de Jack Pulman es un prodigio a la hora de transmitir una obra cargada de complejidad, de un ritmo fluido, donde los diálogos son punzantes, rebosan ingenio, con refrescantes dosis de humor, con una construcción de personajes magistral, donde los actores lo bordan, lo mejor de la interpretación británica deja su sello en este monumento deprimente de este nuestro enfermo mundo. La serie se puede dividir en cuatro partes, los periodos de cada emperador, y yo lo voy a reflejar en tres antológicas actuaciones, empezando por una gloriosa Sian Philips encarnando a la maquiavélica Livia, una lady Macbeth pero que en vez de elevar a su marido lo hace con su hijo, su composición es excepcional, la flema con que se mueve, la inteligencia y elegancia con la que actúa son inmensas, su dominio y carisma se desparrama por la pantalla, el segundo que voy a destacar es el grandioso John Hurt dando vida a la maldad en persona, Calígula, ... (continua en spoiler sin spoilers)