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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Drama Tomek es un joven de 19 años que vive obsesionado con Magda, una mujer treintañera a la que espía cada tarde con unos prismáticos. Ella es una mujer liberal y sin prejuicios que invita a su casa a muchos hombres. Tomek, celoso, decide trabajar como repartidor de leche para interrumpir sus citas amorosas... Esta película pertenece a la serie "Decálogo". (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
162/15(26/05/10) El realizador polaco Kieslowski alargó para el cine su sexto capítulo de la serie para tv ‘Decálogo’, dedicada a los 10 diez mandamientos, en este caso era ‘No amaras’. El director navega por lugares comunes en él, una historia en la que se siente cómodo y lo demuestra con una soltura radiante, nos habla de algo que sabe retratar como pocos, es la soledad y sus enfermizas consecuencias, las situaciones a las que empuja, la melancolía triste a la que nos arrastra, el sufrimiento al que nos aboca en la constante búsqueda de alguien con quien compartir nuestra sórdida vida. El argumento es el argumento es de una austeridad solo a la altura de su enorme lirismo, va sobre un muchacho, Tomek (espléndido Olaf Lubaszenko), un cándido taciturno, que ha crecido en un orfanato y que vive en un piso con la abuela de un amigo, desde allí espía con un telescopio a Magda (brillante Grazina Szapalowska), una treintañera que vive en frente, ella suele cambiar de pareja constantemente, Tomek está obsesionado con ella y se siente celoso de sus parejas por lo que intenta sabotearlos cuando puede, ve que ella aún estando con hombres está sola, un buen día decide pasar al ataque y se pone a trabajar de lechero para repartirle a ella y conocerla. La cinta recuerda irremediablemente en su propuesta inicial a la Obra Maestra ‘La ventana indiscreta’, pero en su desarrollo va por derroteros muy, muy distintos, esta es un canto al amor más puro, una oda al amor más doloroso, una poesía entrañable, donde el poder de la puesta en escena te envuelve en un mundo casi onírico-enfermizo, donde el poder desbordante de la ternura más deliciosa nos empapará, con una magnífica fotografía de Witold Adamek que envuelve a los protagonistas en un halo de ternura y que la magistral música del habitual colaborador de Krzysztof, el maestro Zbigniew Preisner eleva al romanticismo más exacerbado, donde las imágenes hablan más que las palabras, es un sutil juego de miradas y gestos que transmiten una tormenta de sentimientos emocional. Recomendable a los que gusten de historias de amor de calado. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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