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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
4
Terror. Thriller Jesse es una chica que llega a Los Angeles, California, para hacer su sueño realidad: convertirse en supermodelo. Pero su juventud y belleza despertará al demonio, y se verá atrapada en un peligroso mundo de envidias y celos en el que las modelos están dispuestas a todo para triunfar. (FILMAFFINITY)
28 de octubre de 2016
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
199/16(25/10/16) Muy decepcionante producto del embebido de sí mismo realizador danés Nicolas Wending Rfn, que también guioniza un pretencioso y petulante (notorio desde los créditos de apertura, donde coloca sus iníciales en grande, NWR) que no es capaz de sostener su capacidad para la creación de secuencias estética y sensorialmente atractivas con un guión que de andamiaje a las imágenes, quedando al final un lánguido y letárgico videoclip de casi dos horas. El film resulta un batiburrillo de ideas influenciadas por otros cineastas, provenientes de giallo de Dario Argento por su violencia, de David Lynch en su surrealismo cercano al de “Mullholland Drive”, de Darren Aronofsky por sus semejanzas con “Cisne Negro”, de Gaspar Noe por su gusto por las luces de neón, de Tony Scott por sus paralelismo estéticos como su ópera prima “El ansia”, o con Kubrick en sus aspiraciones de trascendencia, pero por desgracia no hay cimiento alguno que soporte esta vacua cinta, que para contarnos que vivimos en un mundo superficial y hueco no hay que anestesiarme (lo hacía sin aburrirme mucho mejor “Spring breakers”, con la que comparte diseñador de producción), y mucho menos regodearte y venirte arriba precisamente en lo que criticas, todo es redundancia y búsqueda permanente de impactar, pero como no hay personaje alguno con que empatizar te da igual lo que les ocurra.

Su nimio hilo argumental habla de un mundo donde rige la belleza pura, la perfección física, el vampirismo social reflejado en la envidia, en los celos, un glamur impostado, todo ello desarrollado con ínfulas narcisista, un onanismo visual que llega a irritar por su cero continente, un endiosado Refn que no es ni la mitad de bueno de lo que se cree, quiere dejar marca en cada plano, pero lo que consigue es lo proe que puede ocurrir ante una película, aburre, provoca el tedio, su banalidad no puede ser salvada por las ganas de perturbar, con escenas de lesbianismo, de glamurización de crímenes sangrientos, de sexo de lesbianas entre sangre humana, necrofilia, y canibalismo, intentando sacarnos de la frialdad a que nos tiene sometido su plúmbeo metraje, arrojándose en brazos del exceso por el exceso, con secuencias que solo parecen creadas para removernos en nuestro asiento, pero al danés se le olvidado por el camino dar algo de entramado a la cuasi-imperceptible trama.

Muy bonita su imaginería visual, pero transcurridos unos minutos el espectador pide algo más que escenas rodadas con excelso mimo, con encuadres preciosistas, con unos personajes que se mueven lentamente queriendo dotar de intensidad a su rol, pero esto se agota cuando tras esto está la nada, y es que todo huele a artificioso, a excusa barata para colarnos un spot de perfumes. Su pretenciosa simbología queda ahogada en una evolución lisérgica, como has desconectado por su argumento naif no te provoca sensación alguna su alegoría visual. Hay una galería de personajes tan planos como una mesa, de comportamiento demente, delirante, con diálogos que van de lo insípido a lo irritante. Para hablarnos de un mundo hueco no es de recibo que debamos tragarnos un film hueco, para hablarnos del culto febril a la belleza física deberían apoyarla en un guión mínimamente sólido (aquí brilla por su ausencia), y no que fuera un carrusel de mujeres hermosas. Sus momentos de terror son presentados de modo que no te emocionan, pues nada sientes por una protagonista cliché, sin alma.

Anhela el director que el relato sea una especie de fábula (por las licencias que hay que darle) sobre una virginal “cenicienta” (Jesse) que llega a la “corte” (Los Ángeles), y enamora al “príncipe” (a un prestigioso fotógrafo de moda), y entonces provoca que “sus malvadas hermanastras” (celosas modelos y una maquilladora que la desea) la acosen cual vampiresas, pues bien, esta supuesta crítica a la vanidad es en lo que mayormente cae Refn, se regodea en ella.

La puesta en escena resulta brillante, ya desde su primera e hipnótica apertura (lástima que no dure), cuando vemos a una bella joven tumbada en un sofá, bañada en sangre, no se mueve, no respira, aparentemente asesinada, y de pronto nos damos cuenta que estamos en una sesión de fotos y ella es una modelo, fundiéndose en uno la idea de la belleza y la muerte. Hay gran diseño de producción de Elliott Hotetter (“El árbol de la vida”, “Valor de ley” o “Spring breakers”), con esos diáfanos escenarios, muchos desprovistos de muebles, en contraste con la sordidez del submundo en que vive la protagonista antes de dar el salto, esto alzado por la fotografía Natasha Braier, de gran intensidad lumínica, jugando con las luces de neón (que dan título), con los contraluces, los claroscuros, las tonalidades magenta, con suaves travellings y zoom, con una mezcla de cromatismos apabullante, con tomas que denotan magia visual. Y todo esto adornado por la neurálgica música de Cliff Martínez (habitual de Refn: “Drive” o “Only God forgives”), compuesta de sintetizadores vibrantes y algún caso disonantes. Una pena que todo esto esté al servicio de un bluf.

El elenco interpretativo es tan inexpresivo en conjunto como lo es la cinta, unos maniquís sin alma, meras figuras que aparentan ataraxia, empezando por una meliflua y bella Elle Fanning y luego el resto, destacando un Keanu Reeves en un rol que le va como anillo al dedo, por lo de no tener que proponer sensación alguna, lo borda.

Podría seguir arremetiendo contra esta pesadez de película, despotricar de su bazofia de final, pero ya he perdido bastante tiempo viéndolo, así que recomendarla a los que sufran de insomnio. Fuerza y honor!!!

PD: Un consejo, desde la humildad, la próxima que dirijas, no hagas tú el guión.
TOM REGAN
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