290/10(14/12/17) Errático reinicio (y van ya, ni se cuántas) por parte de (la nociva) Marvel de la saga del trepamuros, cronológicamente posterior a los hechos de “Capitán América: Civil War” (2016), que ni he visto, y muy difícilmente me cogerán vivo para verla, aquí con el ínclito John Watts a los mandos, empieza chirriante al plagiar la trama de la primera entrega iniciada por Sam Raimi, luego el director, cual mal cirujano (junto a ocho guionistas!) han despojado al personaje de toda el alma, han anulado todos sus dilemas morales, el resquemor por la muerte de su tío, ahora es un niño al que le han regalado un traje de Spiderman pasado por el filtro de Iron Man (incluso mantiene charlas con una [pesada] Inteligencia Artificial que le guía con el traje Smart), le han cercenado su sentido arácnido, ya no le vemos saltando de rascacielos a rascacielos impulsado por la telaraña, es un chavalín que parece jugando todo el rato a ser súper-héroe, se le pone como un chico travieso siempre con un Gran hermano en la figura de Tony Stark, haciendo desaparecer una vez más otro rasgo del chaval, su individualidad, al ser ahora parte de un conjunto, al estar subordinado aun mentor que debe ir parcheando lo que él no puede apañar. No hay un villano con motivaciones, este rol lo encarna el gran Michael Keaton en lo que parece un juego perverso de espejos con la cinta que le dio el Oscar, “Birdman”, en ella encarnaba a un actor venido a menos que se hizo famoso por dar vida a un súper-héroe, que precisamente era un pájaro, como en esta película, y que en el transcurso de la película de Iñárritu se arremetía contra este universo de cintas de superhéroes sobrehumanos realizadas como churros tan solo pensando en la taquilla, ofrecer algo de sustancia es algo que ni está ni se le espera, el realizador mexicano radiografió esta “Spider-Man…”, y Michael Keaton puso el cazo. Film sin intensidad, sola la escena del Obelisco Monumento a Washington tiene enjundia (y esto es a mitad del minutaje), resto no son escenas de acción mínimamente recordables (ni siquiera un clímax sugestivo que te despierte interés), todas puro artificio de CGI. Cinta de una ligereza que raya lo infantil, pero esto chocando con una duración desproporcionada para lo que cuenta, quedando un cruce ñoño entre comedia juvenil sin gracia y acción de súper-héroes sin tensión alguna, tan olvidable que ya ni me acuerdo como acaba (ya se lo de las sorpresas intertítulos de crédito final, son meras imposturas sin gracia).

La cinta sigue unos patrones ya muy desgastados, manejando recursos más sobados que las tetas de una actriz porno, la chica idealizada de la que el prota está enamorado platónicamente, el amiguete nerd simpático y regordete, el estudiante que le hace la vida imposible, aunque encima aquí al querer ser originales la “han cagado”, quien se va a creer que ese mequetrefe (Flash Thompson) es un rival para PeterParker? Nos muestran a Spider-man como alguien que depende totalmente de alguien superior (Tony Stark), parece que lo de que le picara una araña radioactiva no tiene importancia, pues el traje se lo proporciona todo, hasta drones araña! No hay secundarios a los que agarrarse pues todos están cortados por un molde de cliché del que no se salen un milímetro, empezando por un malo malísimo caricatures en su proceder, un aparente buen tipo, trabajador, y que de buenas a primeras se torna en mega-villano, sin un tránsito gradual orgánicamente medio-creíble, esto solo hace que aparezca un Michael Keaton cumpliendo el trámite y echando otro día en la oficina sin el más mínimo carácter, su expresividad es un ente invisible, solo en competición por la inanidad con Robert Downey jr., a este desaprovechamiento de intérpretes se suma Marisa Tomei, mero florero que nada aporta, nada de ser la brújula moral del lanza-telarañas: Y por supuesto está el protagonista, Tom Holland, da bien con la imagen del joven de 15 años, con el dinamismo y energía, pero el guión lo dibuja de modo ramplón, vago, sin conflictos internos (su gran “problema” es ser aceptado entre los “Avengers” [patético]), sin alicientes, personaje banal y trivial, como todo el film, la complejidad es algo inexistente. Tampoco suman las dosis de humor, donde la mordacidad e inteligencia ni están ni se les espera, como tampoco el romance pasa de baladí, lejos de la extraordinaria química entre Kirsten Durst y Tobey Maguire de la saga Raimi, y es que comparar a la inane Laura Harrier con la fascinante Kirsten es risible.

En conjunto una película que tiene algunos tramos amenos, pro en la mayoría llega a producirme lo peor en una película, aburrimiento, sintiéndome con más de dos horas perdidas, sin nada que sacar apreciable. Fuerza y honor!!!