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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
6
Comedia. Drama Max, el propietario de un restaurante de éxito, y Véro, su ecologista mujer, invitan, como todos los años, a un grupo de amigos a su bella casa de la playa para celebrar el comienzo de las vacaciones. Pero este año, justo cuando iban a abandonar París, un amigo común, el carismático Ludo, sufre un gravísimo accidente. (FILMAFFINITY)
4 de octubre de 2012
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de Guillame Canet se puede definir en lo siguiente: un grupo de gente que no para de hablar y beber vino.

Como además la trama se sitúa en un sitio vacacional durante un tiempo de ocio en las vidas de nuestros protagonistas, éstos no se encuentran agotados por el cotidiano trajinar, por lo que tienen energías de sobras para hablar mucho más de lo que normalmente haría cualquier francés decente en una película francesa media.

La cosa dura dos horas y pico y dices: ¡Oh là, là! ¿Una peli de dos horas de unos franceses dándole al pico? ¡Mon mère!

Al final no es tan espeluznante como parece. No es que se digan cosas demasiado interesantes ni que los personajes caigan especialmente bien (¿y quién dice que es necesario que los personajes nos caigan bien?) pero es que son tan cercanos en sus tonterías y gilipolleces que una al rato quiere unirse a la pandilla y meterse en la conversación e hincharse a beber vino y comer baguettes con queso a la suave luz del atardecer al lado de esas bonitas playas normandas.

Y bueno, resulta que de los amigos, una es como esa amiga que se autoboicotea constantemente y a la que de vez en cuando pegarías un buen par de leches a ver si espabila; y otro pues el típico tío que no quiere estar solo por si las moscas pero quiere divertirse a morir aunque le vea las orejas al lobo de la madurez solitaria; y otro es el típico pesado neurótico que la lía cada vez que se junta con el resto; y la otra de más allá, pues su sufrida señora. Amigos diferentes entre sí que se han ido encajando a través de los años como buenamente han podido, porque no existen, ni en la amistad ni en el amor, las almas gemelas ni las relaciones perfectas.

Lo cierto es que esta película de franceses charlones tampoco cuenta nada especial, Cluzet como alivio cómico es muy cargante y tiene además un final más bien penoso; pero el saber crear esta atmósfera íntima y distendida donde uno puede jugar a ser uno más tiene suficiente encanto para mantener el interés sobre ese grupo de gente que podrían ser cualesquiera de nuestros amigos.
Neathara
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