Todo un ejemplo de las chapuzas habituales que comete la "industria" española de doblaje y promoción cinematográfica. Cuando "Lazos ardientes" se estrenó en nuestro país, tanto el título, como el cartel de la película, como el trailer daban a entender que nos encontrábamos ante una peli no muy alejada del porno, centrada en el morbo que siempre provoca una relación lésbica de dos pibonazos como Gina Gherson y Jennifer Tilly. Otro más de esos films catalogados como "thriller erótico psicológico" que tanto se estilaban tras la aparición de "Instinto básico". Estos thrillers compensan sus guiones, por lo general mediocres, con mucha tia buena enseñando cacho. Así que pasé completamente de "Lazos ardientes".

Quién me iba a decir que, con casi 15 años de retraso, iba a disfrutar tanto de un thriller que, si bien explota muy bien en su primera media hora el palotismo que provocan las dos actrices principales durante su fase de cortejo, se convierte en una brillante historia de gangsters con aroma a cine negro clásico. Y quién me iba a decir a mi que iba a pasármelo tan bien con una peli de los hermanitos Wachowsky, los mismos que me torturaron con esa bazofia titulada "Matrix".

La serie b de "Lazos ardientes" tiene muy poco que ver con la megaproducción de "Matrix". Combina la sencilla trama de dos amantes tratando de darle el palo a un mafioso para poder dejar atrás una vida llena de problemas, con muy buenos y sutiles toques de humor (Tilly y Pantoliano se salen), giros inesperados y una tremenda carga de intriga por saber en qué terminará todo el torrente de acción al que se ven abocados los personajes luchando contrarreloj por salvar el pellejo.

Quizá fuesen mis bajas espectativas, pero su última hora me atrapó en el sillón como para ponerle un 9. Muy buena.