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España España · BARCELONA
Voto de DIEGO:
7
Drama Olivia (Alexandra Jiménez), Eloy (Bruno Sevilla), Guille (Isak Férriz) y Anna (María Ribera) viajan a Berlín para visitar por sorpresa a su amigo Comas (Miki Esparbé) que cumple 35 años. Este no los recibe como ellos esperaban y durante el fin de semana sus contradicciones afloran y la amistad se pone a prueba. Juntos descubrirán que el tiempo y la distancia pueden cambiarlo todo. (FILMAFFINITY)
14 de septiembre de 2018
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es de extrañar que esta, la segunda película de Elena Trapé, haya cosechado este triunfo en el festival de Málaga. Y es que se trata de una excelente película, una de esas pequeñas y grandes a la vez, de las que enriquece al espectador al abandonar la sala, a pesar del sabor amargo que desprende, y es que la historia que narra lo tiene. Cada uno de los personajes que aparecen en la pantalla está en plena crisis personal, y la relación entre ellos en este encuentro fugaz en Berlín la pone de manifiesto, son personajes que han perdido el rumbo, que asisten a su desmoronamiento como grupo y como persona, deambulando por unas calles que llegan a resultar casi hostiles. Desde este drama, la directora, con un realismo visual acertadísimo, nos hace un fiel retrato generacional. La precaria situación laboral y la transitoriedad personal no son el eje central de la trama, pero sin duda es un fondo en el que se asienta; la película es cruda, pues la desesperanza, la frustración, el desamor y la pérdida, las pérdidas, se convierten en protagonistas. Separan muchas distancias a este grupo de amigos, pero es que ellos también se hallan a mucha distancia de sí mismos. Equidistantes de la época universitaria y de un futuro todavía incierto, los personajes se mueven en un presente de fracaso y en un porvenir oscuro, y en este caso la crisis personal agrava mucho más la situación. Elena Trapé, que pertenece a esa generación, dirige con maestría la película, rodada con equipo reducido y con bajo presupuesto, alcanzando no obstante una magnífica obra. El guion es bueno y está muy bien desarrollado, todo funciona, las interpretaciones, la foto, la historia... La cámara está siempre muy cerca de los actores, vives con ellos el conflicto en la butaca, casi te sumas al grupo. Sencilla, realista, madura y sin trucos. Se acabó el verano.
DIEGO
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