Rambo, junto a Bruce Banner (el protagonista del hombre increíble), debe ser uno de los protagonistas con más mala fortuna en la historia del cine. No quiere inmiscuirse en problemas. Él sólo es un muchacho traumatizado por la guerra, antitesis del buscapleitos. Sin embargo, lo molestan, lo acosan, lo discriminan y como un imán inevitablemente atrae a gente ladilla. Entonces, como es de carne y hueso, debe reaccionar y así comienzan a explotar estaciones de gasolina, a caer helicópteros desde las alturas, a rodar cabezas a la manera de bolas de billar.
Síntesis: Impresionante poder destructivo en apenas un metro y setenta y seis centímetros de estatura.