Un clásico. Es la típica película que demuestra el evidente miedo que los gringos le tenían a la guerra atómica durante la denominada guerra fría. El comienzo es de antología: Charlton Heston desplazándose a toda velocidad por calles solitarias en un descapotable rojo. Heston es el último hombre vivo y puede cambiar de automóvil cuando lo desee, escoger la mejor ropa o disponer de un cine a sus anchas. Eso hasta que llega la noche y surgen los mutantes. Lo mejor de todo es que los causantes de la catástrofe atómica fueron los rusos y los chinos. Ojo: ver atentamente la escena en que Heston maneja una moto (!ni siquiera disimularon al doble!) ¿Qué mejores chistes?
Síntesis: película entretenida, recomendable para aquellos que disfruten de los zombis o mutantes, que aquí usan peluca blanca, y que no cuestionan las explicaciones científicas o históricas del argumento.