Cristoph Waltz es una maravilla. Sin ningún tipo de cuestionamientos. Su personaje tiene algunos fallos, pero son de guión, no propios: ¿de dónde le vienen esos remordimientos a favor de los negros, y además así de pronto? Un poco más de trabajo por ahí no le hubiese ido mal.
No me gustaron el resto: Foxx está excesivo, DiCaprio se esfuerza, como siempre, pero su personaje es increíble: en aquellos tiempos y en aquél sitio, el refinamiento era un mero decorado chapucero de lo que 2 siglos antes había sido la corte francesa. Pero era evidente: aquí DiCaprio está actuando a caballo entre Luis XIV y un inculto terrateniente con ínfulas de refinado. Y no cuadra, pues en la actuación no se ve la segunda acepción, sino solo la primera.

Las escenas son excesivas, largas, desmesuradas... Y el problema es que no aportan nada. Tarantino se ha destacado siempre por hacer escenas largas, de conversación, de café. En otras películas, sin embargo, podían tener una razón.
Aquí, no: no tienen sentido, se alargan sin fundamento cuando otras (como el primer asesinato de Django), son excesivamente cortas.
Y la historia, única, no da para 3 horas.

Así pues: personalmente, recomendaría: haber alargado muchísimo la relación entre los dos cazarecompensas, trabajando más ambos personajes. Los dos son fascinantes y queremos saber más de ellos.

Pero cuando la película se pierde y vuelve a perderse, al final acaba aburriendo. Y a mitad de la película, también.