Suele haber al menos dos cosas que no me agradan del cine de Scorsese, la tendencia continua al exceso y la cantidad de palabras malsonantes que se dicen en sus diálogos, no creo que sea más contundente decir puto policía que policía por poner un ejemplo, ni creo que mostrar la violencia física hasta límites de sadismo sea más efectivo que hacerlo con mesura, no digo que se oculte o que se disfrace, simplemente no es necesario recrearse.
En Casino ambas cosas se dan a raudales, el exceso domina toda la película, que aunque partiendo al parecer de hechos reales sin duda se deben disfrazar bastante, pues hay muchas cosas en la cinta que cuesta bastante creérselas. Tampoco creo que acierte plenamente con el reparto. Stone es sin duda una chica preciosa y al parecer de un elevado coeficiente intelectual pero algo escasa de talento para esto del cine, lo cual pienso que aquí acredita una vez más. Pesci no da el tipo, el tipo físico me refiero de ser el mismo el que ejerce la violencia física ya que de músculos mas bien pocos y de centímetros menos. Muy bueno como siempre De Niro, impresionante actor, probablemente lo mejor de Hollywood después de los grandes, digno sucesor de Cary Grant o Kirk Douglas.
No digo que Scorsese carezca de talento, sería una falacia decir eso, lo tiene y en algunos momentos lo demuestra, pero alguien que recurre tanto al exceso o lo chabacano, alguien que utiliza tanto el taco y la palabrota en sus guiones o que recurre a la violencia para sus escenas cumbres, denota no solo falta de imaginación, sino también una alarmante inseguridad en su capacidad creativa. Si que acierta con la banda sonora, algunas de las canciones que escuchamos mientras van sucediendo o narrando cosas son simplemente bellísimas y llenan las imágenes de una magia especial.
Casino es además una película demasiado larga, lo que nos cuenta se puede y se debe condensar mucho más, sobra ahí mucho metraje, la labor de montaje no la creo muy acertada. Con todo la historia contiene algunos aciertos, quizás el más notable, el que nos habla de la condición humana, ese don que sin duda no tenemos, que es el de la prudencia, somos tan egoístas, ambicionamos tanto, si tenemos mucho aún queremos más, somos en definitiva tan avariciosos que siempre acabamos rompiendo el saco. Puede ser sin duda un buen mensaje, pero me parece poco para tanta pretensión.