LO MEJOR:
- La escena inicial, un espectacular arranque (aunque no tan bueno como el de Toy Story 3)

- Toy Story no ha perdido su toque, su esencia sigue presente en toda la película.

- Las nuevas incorporaciones, todas tienen su punto y todas son sublimes, desde Forky hasta los peluches del conejo y el patito, pasando por la no tan malévola Gaby Gaby.

- La animación es una verdadera pasada. De no ser por los humanos cualquiera podría confundirla con el CGI hiperrealista de, por ejemplo, El rey león (la de 2019). Aún es más alucinante al compararla con la primera Toy Story, allá por los 90, o simplemente, con Toy Story 3. La evolución de Pixar ha sido espectacular.

LO PEOR:
- Los nuevos juguetes roban el protagonismo a la pandilla de siempre, que simplemente "están ahí", y apenas abren la boca. Jessie, reducida a personaje muy secundario, y los irreverentes chascarrillos del señor Patata se echan muy, muy en falta.

- Buzz, ay mi Buzz Lightyear... en esta entrega reducido a un tonto que no puede dar pie con bola si no es por consejo de su "voz interior". ¿Qué fue de aquel Buzz Lightyear que emprendió una alocada, arriesgada y épica misión para salvar a Woody en Toy Story 2, cruzando toda la ciudad, y llegando a perseguir a caballo un avión (real, no de juguete)?

Y el final... "Hay un amigo en mí, pero si me echo novia ahí te quedas". Creo que es un final bastante digno para la saga, aunque por supuesto, no tan sobresaliente como el de Toy Story 3, que creo que era el más adecuado para cerrar la historia. Y aún con ello, el final de esta cuarta entrega no deja de ser satisfactorio, al menos para Woody, que al fin logra encontrar su sitio, presentándonos de nuevo el dilema de Toy Story 2 con Jessie y el Capataz, aunque ahora con final distinto.

Y es que ahora, Woody sí que decide quedarse con Bo Beep y abandonar a sus amigos y a Bonnie, principalmente porque esta lleva tres días sin jugar con él. Con todos los demás sí, pero precisamente con él no. ¿Un poco forzado, no? Y aún así, Bonnie sí que se lo lleva de vacaciones junto con el resto de juguetes.

Y ahora bien, ¿como se sentirá Bonnie al darse cuenta de que ha perdido a un juguete por el camino? Y no un juguete cualquiera, sino a Woody, el favorito de Andy, que se lo dejó a ella expresamente para que lo cuidase bien. Y más aún si llevaba varios días sin jugar con él. Pensemos en la mentalidad de una niña de su edad, ¿no podría llegar a pensar que ha sido por su culpa, que Woody de alguna manera se ha escapado porque pensaba que ella ya no lo quería? ¿Y como reaccionaría Andy, si se llegase a enterar que su juguete de la infancia ha acabado olvidado en una feria? ¿Debería haber una Toy Story 5 en el que Buzz y compañía volvieran a la feria a traer de nuevo a Woody al darse cuenta de la que han liado?

Probablemente la historia hubiera funcionado mejor si se hubiera convertido en varios mediometrajes, al igual que los cortos y medios a los que se acostumbró la franquicia tras Toy Story 3 (Pequeño gran Buzz, Toy Story Terror...). Creo que en su justa medida, estaban bastante bien. Un mediometraje dedicado a Forky y al viaje en autocaravana, otro a la tienda de antigüedades y finalmente otro a Bo Beep y a la feria; dejando así que la historia principal se cerrara en Toy Story 3, y evitando la responsabilidad y presión que conlleva llevar por título Toy Story 4.

Y pese a ello, podemos decir sin dudarlo que Toy Story es una tetralogía que apenas ha perdido fuelle en nada menos que 24 años y en todas sus entregas ha mantenido un altísimo nivel de calidad y creatividad. Y eso, como espectadores y en los tiempos que corren, es de agradecer. Gracias, amigos de Pixar.