Takeshi Kitano trae aquí su primera película en inglés, un filme de Yakuzas en Los Ángeles. Una de sus grandísimas obras.

Con que facilidad Kitano pone en escena una escala de valores como la lealtad, la honradez y el amor propio incluso por encima de la vida o la muerte. Son temas a tratar normalmente en su cine y que Kitano edulcora con ese humor negro tan particular que él tiene.

La puesta en escena combinada con unos personajes genial construidos le permiten un juego dramático bastante singular. Los disparos tan bestias como siempre, un divertimento estético del que siempre se apoya Kitano.

Hace una cosa que hace anteriormente en "Sonatine" que me vuelve loco, Kitano con humor, amor y simpatía a sus personajes saca de ellos al niño que llevan dentro, ya sean gastándose bromas, apostando por las personas que van a pasar por un sitio o picarse jugando al baloncesto.

Kitano hace films de yakuzas preciosos, ahí está su filmografía. Takeshi utiliza unos personajes mafiosos como un lienzo en el que expone unos sentimientos y sensaciones increíbles. La obra no es sólo un excelente thriller de mafiosos japoneses, sino que es algo que trata de llegar más allá de lo tangible. Maestro