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España España · Valencia
Voto de José Ido:
9
Intriga. Cine negro. Drama Una mañana, Jeffrey Beaumont (Kyle MacLachlan), después de visitar a su padre en el hospital, encuentra entre unos arbustos una oreja humana. La guarda en una bolsa de papel y la lleva a la comisaría de policía, donde le atiende el detective Williams (George Dickerson), que es vecino suyo. Comienza así una misteriosa intriga que desvelará extraños sucesos acontecidos en una pequeña localidad de Carolina del Norte. (FILMAFFINITY)
29 de noviembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En verdad que resulta extraño y complicado el mundo en que vivimos. Porque coexisten en él submundos y realidades en extremo dispares. Este es el trasfondo de la reflexión que nos propone David Lynch en su "Terciopelo azul". Junto al mundo del amor y los buenos sentimientos, lleno de vida, luz y color, simbolizado en la película por las flores y el canto de los pájaros, habitado por seres encantadores y llenos de buena voluntad, existe otro mundo subyacente, no menos real, sórdido e intrínsecamente malo, donde anidan el odio, la violencia y los más bajos instintos.
Y luego está la prudencia, que nos señala límites que no debemos rebasar, umbrales que de ningún modo hay que atravesar, porque corremos el riesgo de abrir, inadvertidamente, la caja de Pandora. Aunque en ocasiones lo hagamos, como le ocurre al joven Jeffrey, quien mal aconsejado por su imprudencia, y llevado de una curiosidad impertinente y morbosa, se asoma al precipicio de ese mundo oscuro y ruin, que le arrastra y le compromete con fuerza irresistible, cien veces superior a la suya.
Una película de autor con un fondo denso y provocador, que mantiene el suspense propio del mejor cine negro, y repleta de detalles de valor simbólico. Además, hay que agradecer al director-guionista que en esta ocasión refrene su inclinación al surrealismo y modere su afición a las referencias oníricas.
En la fotografía, D. Lynch utiliza un colorido intenso, que roza en ocasiones lo chabacano, tal vez con el propósito de llevar la sensación de contraste hasta sus últimas consecuencias, también en el campo visual. En todo caso, una tendencia plástica que también podemos observar en directores más jóvenes como Tarantino o Almodóvar. Parece que Lynch ha hecho escuela en este sentido.
Las piezas musicales de la banda sonora, compuestas y seleccionadas con muy buen gusto, quedan perfectamente interpoladas en la acción. Los fragmentos corales, así como las canciones “In dreams” de Roy Orbison y “Blue velvet” de Bobby Vinton, son todos ellos de una calidad melódica incuestionable
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
José Ido
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