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España España · Estepona
Voto de Juan Diego:
10
Cine negro. Drama Joe Gillis es un joven escritor de segunda fila que, acosado por sus acreedores, se refugia casualmente en la mansión de Norma Desmond, antigua estrella del cine mudo, que vive fuera de la realidad, acompañada únicamente de su fiel criado Max. A partir de ese momento, la actriz pretende que Joe corrija un guion que ella ha escrito y que va a significar su regreso al cine. (FILMAFFINITY)
20 de diciembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá sea esta la mayor y mas descarnada diatriba que se ha filmado contra la industria de Hollywood y sus magnates. Una industria que vista desde dentro en esta película, resulta mas broncínea que dorada. Gobernada por hombres tan obsesionados por mejorar la industria a nivel cuantitativo, introduciendo cuantas mejoras sean necesarias para obtener mas beneficios y acabando con directores como D.W. Griffith, apodado “el padre del cine moderno”. En esta cinta Wilder se burla de ellos, tratándolos como descerebrados y desalmados asnos capitalistas. Esta película nos habla de la transición entre el cine mudo y sonoro, de los juguetes rotos que quedaron en el camino, antaño estrellas afamadas y que deben contemplar como el inexorable devenir del paso del tiempo las sepulta junto a un cine que ya no existe, mientras ellas no se resignan a exhalar su último aliento en el anonimato y sueñan con el día en que vuelvan a brillar en el firmamento cinematográfico. Esta es una crónica de vidas desencantadas y sueños frustrados y de los peligros a los que estos sueños pueden conducirnos, haciendo que lleguemos a actuar de manera deplorable.

Absolutamente todo en esta película es perfecto y funciona de manera milimétrica. Su guión, escrito por el propio Wilder, contiene toda la perfección a la que puede aspirar el cine; sus brillantes diálogos, tan pulidos como la prosa de Flaubert, han dejado sentencias cinematográficas tan grandes como las que dejó Shakespeare en la literatura; la maravillosa encarnación del personaje de William Holden, un ser lleno de contradicciones, que mantiene una lucha interna entre su orgullo y su pragmatismo; su ritmo acelerado, arropado por una música por momentos acariciadora o desasosegante, que potencian las emociones del espectador; la maestría con la que Wilder dibuja
la psicología de los personajes principales; la escena del tango, que en unos pocos segundos sintetiza todo un estilo cinematográfico; la titánica interpretación de Gloria Swanson en su papel de artista decadente y el apoteósico final, hacen que quizás sea esta la mejor película de la historia.

Quiero hacer una mención especial a la figura de Gloria Swanson, puesto que toda la película gira en torno a la incapacidad de su personaje para enfrentarse a la realidad, viviendo, cual personaje Dickensiano, enclaustrada en su anacrónico palacio recordando la opulencia de otros días. Gloria Swanson, que a ritmo de tango y pantomima, con gesto exacerbado y teatral, con una actitud que se debate entre indolente y orgullosa altivez y el estado febril de quien lucha constantemente consigo mismo por no hundirse en el hades de su mente atormentada, sus ojos ¡qué ojos! a punto de salirse les de las orbitas, la elocuencia de esa mirada, enajenada y perdida en el espacio infinito de su mente enferma, a punto de estallar en mil pedazos, hacen de esta, junto con la de Bette Davis en “Eva al desnudo”, la interpretación femenina mas memorable que existe en la gran pantalla.
Juan Diego
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