Estupenda recreación de uno de los atentados de ETA con más repercusión en la historia de España, con la imagen del vehículo oficial de Carrero Blanco volando por los aires. Es curioso que una película cuyo desenlace ya conoces, pueda atrapar al espectador y, sin embargo, lo consigue por varias razones. En primer lugar, por cómo reconstruye todos los preparativos del comando encargado de perpetrarlo, desde la votación democrática de los que habían sido elegidos para ello - casi una paradoja - hasta las modificaciones que tuvieron que improvisar por el devenir de los acontecimientos. En segundo, por la profundidad de sus personajes, muy bien definidos psicológicamente y donde los terroristas son retratados como unos auténticos convencidos de sus ideales para acabar con el fascismo (ver spoiler). En tercero, por el extraordinario reparto con unas interpretaciones de mucho nivel: Eusebio Poncela realiza un papelón, pero no se quedan atrás Gian Maria Volonté ni José Sacristán.
Es curioso que los italianos apostaran por filmar una coproducción sobre una problemática que, a priori, les era ajena y que Pontecorvo arriesgara con una película muy valiente basada en otra novela que lo fue mucho más (hay que tener en cuenta que habían transcurrido sólo seis años y que ETA estaba sembrando el miedo constantemente).
Y luego, una película que cuente en la banda sonora con Morricone, indudablemente mejora su calidad.