Un trabajo hecho para televisión por Franco Zeffirelli que será recordado como una inolvidable película que merece la pena revisar para conocer el Evangelio sin necesidad de sufrir como en la versión de Mel Gibson. Las interpretaciones son excelentes, combinando actores de primera línea con buenos secundarios. Curiosamente, el papel de Jesús fue encomendado a un actor de una filmografía poco destacada como Robert Powell, quien, sin embargo, puede ser calificado como el que mejor ha dado vida al personaje más influyente de nuestro mundo para los cristianos. Pocas veces una mirada ha transmitido tanta paz espiritual y, al mismo tiempo, una fuerte personalidad como en el momento de la expulsión de los mercaderes del templo. Además, según las crónicas que describen al Mesías, su fisonomía se ajusta perfectamente a lo indicado.
Lo único que puede disminuir la calidad de la película es su larga duración y que en algunos pasajes se ralentiza demasiado; pero no debemos olvidar que fue ideada en principio como miniserie y que esas escenas más lentas parecen querer enfatizar en las enseñanzas y mensajes de bondad y amor que predica Jesús.
Por último, la banda sonora de Maurice Jarre es, simplemente maravillosa, impactante, mágica y tierna