No obstante, y volviendo a los mensajes implícitos, hablemos del personaje de Walter y su hermano de carne y hueso. En la historia Walter es un joven que nació como muñeco pero que se crió, como si ser una marioneta de trapo fuera de lo más normal, en un mundo de humanos; crece viendo el show y se convierte en un fan número uno; participa en el cierre de la teletón, venciendo su pánico escénico, y al final de encuentra su nicho social en el mundo de los Muppets, mientras que su hermano Gary (un personaje bastante estúpido, como casi todo el resto de humanos) tiene que dejar ir a Walter para poder avanzar en su vida (y poder casarse con Mary). Esta suerte de alegoría es lo más profundo que ofrece el filme. Se trata de encontrar el lugar donde perteneces, de saber ubicarse, de madurar... Creo que estoy demasiado viejo para esto (¿o será acaso que no soy un muppet y que nunca lo fui?), por lo que si le pongo a esta película una nota tan alta es por condescendencia al tipo de audiencia (infantil) al que debería ir dirigida.