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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Romance. Drama Con la Guerra Fría como telón de fondo, “Cold War” presenta una apasionada historia de amor entre dos personas de diferente origen y temperamento que son totalmente incompatibles, pero cuyo destino les condena a estar juntos.
15 de noviembre de 2018
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cold War

“¿Por qué intentaste matar a tu padre?”, le interpela Wiktor. “Porque me confundió con mi madre.”, le responde Zula. De uno de los diálogos del guion.

Hace cinco años -cielos, cómo pasa el tiempo- asistí a un deslumbrante acontecimiento cinematógrafico, una de esas infrecuentes películas que, muy de cuando en cuando, el talento y la sensibilidad de un director atípico y singular crean para nuestro disfrute. Eso me sucedió con “Ida” del polaco Pawel Pawlikowski, y, desde entonces, me prometí seguir muy de cerca la trayectoria de este genial personaje.
Como consecuencia, no he dudado en acudir a ver su nuevo trabajo: “Cold War”, que, como el anterior, ha rodado en un asombroso blanco y negro donde infinitas tonalidades -desde un cegador resplandor a la semioscuridad de las sombras- están presentes en cada fotograma de esta admirable y singular película.
Dos formidables actores, también polacos, colaboran para hacer posible este milagro. Por un lado, Joanna Kuling, bellísima mujer de rasgos típicamente eslavos, versátil, maravillosa cantante y bailarina, interpreta magistralmente a Zula, todo carácter, difícil y contradictoria, inconformista, sensual y provocativa, te enamora sin remedio desde el comienzo. Por el otro, Tomasz Kot, un atractivo cuarentón, tan convincente como contenido en su gestualización, se mete en la piel de Wiktor, un notable pianista y arreglista que se resiste a seguir las políticas propagandísticas que el Partido intenta imponerle en su trabajo. Juntos, Zula y Wiktor consumarán una de las más bellas, sublimes y tristes historias de amor que este cronista haya contemplado en la gran pantalla.
Durante los 15 años que transcurren entre 1949 y 1964, en una Polonia de posguerra, convulsa, pobre y desamparada, ferozmente sometida al yugo soviético, nuestra pareja vivirá todo tipo de vicisitudes. Encuentros y desencuentros se sucederán uno tras otro, traiciones por ambos lados y huídas desesperadas en busca cada cual de su propio destino, no destruirán un amor que es más fuerte que cualquiera de los obstáculos que se interponen en su camino ¿Y cómo evadirse de ese sorprendente final sin sentir el angustioso abrazo del desconsuelo?
Pawlikowski construye una obra incalificable por su gran belleza. Es delicada, sutil y poética. Aparte de la deprimente situación por la que atraviesa Polonia, capta, admirablemente también, el ambiente de locura que se vive en el París de aquellos años. Desde el movimiento existencialista donde el jazz reina sin adversarios, pasando por todas la modas musicales que posteriormente se irán sucediendo. Lo que convierte, además, este film, que me atrevo a calificar de obra maestra, en un sugestivo musical de notable envergadura.
Finalmente, Pawlikowski dedica la película a sus padres, seguramente conmovido por una generación que sufrió, cono ellos, el desgarro de una de las etapas más dolorosas de su amada Polonia.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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