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Voto de FATHER CAPRIO:
6
Drama Perú, siglo XVIII. El puente de San Luis se viene abajo y con él, cinco viajeros que se precipitan al vacío. La película lanza al aire la pregunta de si el desastre respondió a un capricho del destino, o si fue provocado por las propias víctimas. (FILMAFFINITY)
9 de mayo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mayoría de obras cinematográficas, especialmente las clásicas, beben de fuentes literarias. Son como aquella Venus boticelliana surgiendo de las aguas de novelas más o menos reconocidas. Pero, del mismo modo que, maravillados por la sensual belleza de la Diosa, no nos cuestionamos la composición del magma acuífero donde se ha gestado, en el cine sucede igual. La película, si nos gusta, no solemos entrar en comparaciones más o menos odiosas o en el juego de las diferencias entre película y novela. Sin embargo, si el resultado no es del todo satisfactorio nos entra algo así como la sombra de una sospecha. Las incoherencias son muchas. Los sentimientos gélidos. Intuimos que en el libro hay un calor del que la película carece. En la Web encontramos críticas excelentes escritas con propiedad por quienes leyeron el libro confirmando así nuestras sospechas.

Todo lo anterior es perfectamente aplicable a la película El puente de San Luis Rey. Me estoy refiriendo a la producción de 1944 dirigida por Rowland V. Lee e interpretada por Akim Tamiroff, Lynn Bari, Alla Nazimova y Louis Calhern entre otros. Hay otra versión posterior interpretada por de Niro y Harvey Keitel que derrocha tedio, aburrimiento y donde, en lugar de palomitas, se acompaña la sesión cinematográfica con bayas de adormidera. La versión del 44, aun con escaso presupuesto, cuenta con un par de actores reconocidos internacionalmente como Tamiroff y Calhern, que lejos de ser lo mejor del film nos dejan una actuación digna y bien ajustada a las directrices del guión. Tampoco es imputable la frialdad del film a la actuación de Lynn Bari como Micaela Villegas, cantante callejera, actriz de comedia y más tarde, favorita del virrey de Perú conocida como La Perichola. Se ha dicho que ese papel mezcla de la Carmen de Merimée y de la opereta de Offenbach excede de sus posibilidades interpretativas y que no da la talla. Yo no cargaría tanto las tintas en ella. Encuentro su interpretación cuando menos correcta. Quien realmente se luce es Alla Nazimova como marquesa de Montemayor, una intrigante cortesana medrando siempre en torno al virrey en beneficio propio y de su hija. Sus oscuras maniobras siempre van acompañadas de un sutil toque de clase del que carecen el resto de los habituales en palacio.

La historia, cinematográficamente hablando, se construye desde el derrumbamiento de un puente centenario que cercena la vida de cinco personas inicialmente anónimas. Las razones divinas que han conducido a la muerte de seres inocentes es el leiv motiv de una investigación abierta por el Padre Junípero, sacerdote de la Misión aneja al puente. Un cierto tono de suspense acompaña al film, en la medida que no sabemos quienes, de los personajes que vamos conociendo en flashback serán los fallecidos en el accidente. Sin embargo, el interés por desvelar la incógnita no compensa ese tono gris de conductas más actuadas que sentidas.

Valga como muestra, una de las acciones de mayor impacto del film: La expiación de Micaela Villegas, vestida de negro, con las manos atadas y descalza, ante la Marquesa. Entre las dos mujeres, inicialmente enfrentadas, se establece una relación mucho más noble y humana que el film, aparentemente más interesado en descubrir quienes se despeñan por el desfiladero, parece relegar a un segundo o tercer plano.

En cualquier caso, quiero mostrar mi reconocimiento a Rowland V. Lee, buen director, aun a pesar de no haberle sacado mayor partido a una novela de sentimientos y profundidades (según dicen), por la que Thornton Wilder ganó el Pulitzer en 1928. Destacable como siempre la música de Tiomkin.
FATHER CAPRIO
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