Y Catalina viajó y viajó y viajó sobre las aguas con un hermoso barco hacia Inglaterra, donde conocería al autor de las cartas de amor que la hacían enrojecer y la atribulaban...su prometido el príncipe Arturo, pero al llegar notó que algo fallaba con esta idea.

Así comienza una serie que aunque en un principio parecía la más arriesgada, viva e innovadora dentro de la saga de "The white queen" y "The white princess", de Philippa Gregory ya desde el tráiler, tras haberla visto más pormenorizadamente se llega a la conclusión de que no es más que otra mala adaptación mezcla de licencias históricas inventadas, de elementos baratos de Mary Sue para el personaje de Catalina y de terrible actuación por parte de una Charlotte Hope crecida como la espuma quien se tiene en un muy buen concepto como actriz.
En mi opinión eso debería de juzgarlo la audiencia, las flores a los artistas siempre se las ha echado el público hasta estos tiempos, pero todo cambia, claro.

Y no para mejor precisamente. El caso es que nuestra Catalina cual buena Mary Sue en este País de las Maravillas llamado Inglaterra pretenderá ser una nueva Juana de Arco, una militar sin igual, una gran madre de familia, una reina estratégica y fuerte como su madre Isabel, yendo siempre dos pasos por delante supuestamente y una astuta mujer para los casos a debatir sobre política, una hija amante y una gran compatriota frente a España.

Catalina no puede sobresalir más, ella es la más hermosa, la más inteligente, la más pura y fuerte a la vez, la más mañosa, la que en la primera temporada a base de paciencia y astucia se va haciendo más poderosa frente al resto de memos que la miran con la boca abierta.

Reina de Inglaterra, hija de los Reyes Católicos, hija de España en cierto modo, Catalina subirá su vestido para ir a dos bodas reales.

El reparto no puede ser peor comparado con "The White queen" y "the white princess". Ruari O´Connor es un Enrique prometedor, tal vez demasiado sabiendo cómo era el histórico, cuya juventud se va formando primero y madurando después a pasos agigantados, pero el resto no sobresalen, salvo Lucy de "Narnia".

El caso es que Inglaterra cae a los pies de Catalina. ante sus loros y su siesta y mil tópicos más verdaderos a medias, mientras que el derroche de vestuario tan horriblemente trazado, hortero y poco regio darán lugar a una historia llena de verdaderos milagros, donde personajes como Oviedo y su criada negra darán la nota más que los protagonistas, sorprendiendo primero, entreteniendo después entre otro secundarios cutres.

Catalina intentará escapar del país de las Maravillas demostrando cuán fuerte es.

El abanico de la vulgaridad entonces se abre paso con interpretaciones frías, lejos ya ese encanto folletinesco de sus dos series predecesoras, con falta de un guión convincente, de personajes absolutamente encasillados, de una vida dura pero realista.

Catalina no es Elizabeth Woodville ni Lizzy de York por suerte para la histórica, pero no a la cinematográfica.

Nadie es tan listo, tan fuerte, tan perverso, tan ameno, tan frío, tan aventurero...como Catalina es.