Peliculon de Sorogoyen. De una base tan simple, tan frecuente, tan cotidiana y tan real como lo es la fiesta y el ligoteo juvenil consigue una gran historia. Con unos personajes trabajados, perfectamente definidos, con unos tiempos muy marcados, un ritmo que no decae, un desarrollo de la trama medido al milímetro, unos diálogos a la altura y, en defenitiva, con un gran guión, nos da una de las mejores películas españolas del 2013 y una auténtica y gratísima sorpresa.

Stockholm pasó sin hacer ruido, hace casi 4 años ya, no viste ni verás su cartel en las marquesinas ni en los autobuses, no viste ni verás el tráiler una y otra y otra y otra vez en la televisión, pero bien sabe Dios que es cien mil millones de veces mejor que todas esas (fuertísimamente respaldadas por atresmedia o por quien fuera) que fueron auténticos taquillazos, que son conocidas por todo el mundo, con un tráiler que estaba hasta en la sopa, con premios, portadas, carteles, etc.

Stockholm no es una maravilla, pero es una muy buena película. No es una grandísima historia, pero es una historia que te atrapa. No es el descubrimiento del año, pero qué grata sorpresa. Javier Pereira no es ningún Brando, incluso a veces parece que le cuesta seguir con sus frases, pero lo miro y veo al típico pijo, chulo y ególatra que hace lo que sea por conseguir a su presa. Con Aura Garrido pasa tres cuartos de lo mismo, hay veces que parece que Sorogoyen estuvo a punto de cortar la escena porque la frase salía muy forzada, pero la miro y veo esa fragilidad, ese dolor, esa inseguridad y ese secreto a voces que ella guarda.

Muy recomendable.