Su argumento es digno de una telenovela cual años noventa de cuatro de la tarde protagonizada por Thalía para Televisa, sin duda, pero para los que hemos leído el libro, probablemente son pocas las películas que han sabido adaptar de una manera tan fiel y sobresaliente una novela literaria como esta. Sí, "Como agua para chocolate" es edulcoradísima, llorona (la típica telenovela mexicana), demasiado larga y no dista mucho de demás historias de amor que han sido ya más que contadas. Sin embargo, la magia que envuelve su historia y la excelente dirección de Arau, hace de ella una pequeña joya, de las más importantes del cine mexicano. Más que galardonada, se hace de la novela de Laura Esquivel una puesta en escena elevadamente pretenciosa en su trabajada y hermosa fotografía, como en sus interpretaciones tan bien logradas. Lumi Cavazos, no volvió a aparecer, ni muchísimo menos Marco Leonardi, y con mucho pesar "Mamá Elena", Regina Torné, la cual hace gala de su grandísima experiencia y es quien definitivamente se lleva todos los elogios durante el metraje. Aunque estos intérpretes ya prácticamente pueden pasar desaparcibidos no cabe duda que la construcción de sus roles es impecable y hacen vivir de una manera fulgurante y bastante real los personajes de la prosa. Y es precisamente eso, la fidelidad y hermosura conque la obra de Esquivel es adaptada hace que los aromas de la cocina, de las recetas, del amor, de la rabia, de la magia y de la pasión estén enteramente plasmados en la pantalla, casi en la realidad del espectador.

Quienes ya hallan leído el libro, dénle la oportunidad a "Como agua para chocolate: La película" atreviéndome a asegurar que serán pocos los que saldrán insatisfechos.

La novela es larga, por lo que la película -insatisfactoriamente- también lo es. Puede detenerse por momentos, recobrar vagamente la fuerza e irse abajo nuevamente y, pese a ser casi una telenovela, es una muy bonita y significativa historia de amor.

Lo mejor: Su fotografía y Regina Torné
Lo peor: Resulta larga y a veces gana más la flojera de verla que de leer el libro.