Fui a verla porque me había llamado mucho la atención esa rareza y distinción de la que últimamente carecen la mayoría de las películas, que están cortadas por el mismo patrón. A pesar de que me imaginaba otra historia, no he salido para nada decepcionada; al contrario, el conjunto me ha seducido enormemente.

El ambiente es impecable, cautivador, colorido y extraño y, aunque el filme se desarrolle en, digamos, un mundo imaginario, se reconoce perfectamente la estética de la Europa norteña en pleno comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Vamos, que por los ojos ya tiene al público ganado. La caracterización de los personajes es excelente, han conseguido que Edward Norton pierda sensualidad ante mis ojos, y el vestuario me ha parecido fundamental y muy acertado.

Salgo maravillada con el guión, unos diálogos finos, elegantes y desenfadados, recargados sin llegar a ser excesivamente pomposos. Ralph Fiennes hace un trabajo buenísimo, un personaje que mantiene la compostura hasta en las situaciones más bizarras, excéntrico y encantador. La buena presencia y seriedad general predominan en todos los personajes y son las que dan el toque de comedia a la película. Esto unido al fantástico guión ha hecho que sea una película que volvería a ver solo para escucharlos hablar y recrearme en lo que dicen.

En general, he salido muy contenta con todo lo que me ha ofrecido. Si no hubiese sabido con antelación de una película estadounidense habría pensado que se trataba de cine francés, es muy del estilo. Y me encanta. Me ha gustado tanto que se ha merecido mi primera crítica en esta página. Muy inteligente, muy recomendable.