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Togo Togo · Noplace
Voto de AGF:
9
Bélico. Acción. Comedia Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En la Francia ocupada por los alemanes, Shosanna Dreyfus (Mélanie Laurent) presencia la ejecución de su familia por orden del coronel Hans Landa (Christoph Waltz). Después de huir a París, adopta una nueva identidad como propietaria de un cine. En otro lugar de Europa, el teniente Aldo Raine (Brad Pitt) adiestra a un grupo de soldados judíos ("The Basterds") para atacar objetivos concretos. Los ... [+]
19 de septiembre de 2009
32 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el saco me refiero a la película, y con las manzanas podridas, a sus personajes. Todos, nazis o no, además de cojonudos, unos cabrones sin escrúpulos que sólo velan por el interés propio.

Pero tanto capullo junto nos regala dos horas y media de puro cine. De puro Tarantino, que partiendo de una brillantísima idea escribe el guión sin perder ni un ápice de su ingenio, frescura y estilo.

Malditos Bastardos está cimentada por un puñado de situaciones entrelazadas que van presentando personajes e hilvanando una historia dividida en capítulos. Tras un par de sobresalientes primeras escenas, llega la situación entre los personajes de Mélanie Laurent y Daniel Brühl. Situación que, como todas en esta película, se alarga en demasía y, al carecer en ella los diálogos de la calidad y el ritmo al que el director nos tiene acostumbrados, parece que el nivel de la película comienza a decaer.

Pero, por favor, no abandones la sala, ni apagues el DVD, porque, aunque no lo parezca, queda mucho. A continuación llega la escena del bar que está situado en un sótano. Una escena cojonuda. De las mejores que ha firmado Míster Quentin (que afirma que la mejor que ha hecho es la que abre Inglourious Basterds, notable) en su carrera. Es una escena larga, en la cual Tarantino hace despliegue de su maestría en todo su esplendor, demostrando que quien vale para esto del cine, vale.

A partir de esa escena, cargada de una estimulante tensión paulatinamente creciente, la película alza el vuelo.

La pasión que Quentin Tarantino vuelca en cada plano se multiplica y mete a uno, por fin, de lleno en la película (que hasta ahora se veía, no sin entusiasmo, pero sí manteniendo cierta distancia prudencial). Desde ese momento, uno tiene la certeza de estar asistiendo a un grandísimo espectáculo cinéfilo. Un delirante de clímax prolongado hasta la extenuación.
Se palpa la intensidad en cada fotograma, e incluso llega a suscitarse la emoción. A pesar de que los acontecimientos se sigan sucediendo con relativa calma, no hay tregua. El filme nos deleita con planos (impresionante el del negro, fumando, frente a la colección de 350 películas y tras la pantalla del cine) magníficos, con situaciones cómicas (durante la primera mitad casi carece de gracia, porque no la busca) y con sorprendentes vueltas de tuerca en la historia.

El enfant terrible (ya no hablo de ese colosal clímax, virtudes del cual, he de añadir, están por toda la película) incluso se atreve a sacarse de la manga una voz en off que da un resultado, aunque desconcertante, bueno. Va metiendo pequeñas historias y detalles aquí y allá, sazonando su obra con toques de genialidad y violencia, y aderezándola con una gran selección musical.

[En spoiler sin spoiler]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
AGF
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