Francamente, estamos ante una película interesante, y con un armazón argumental minuciosamente escrito, pero su valor tan solo radica en el nivel de complejidad que le otorga el conocer la relación entre las 3 mujeres pertenecientes a la trama.
Así pues, el descubrir que todas las damas son experimentos, y que su rol queda determinado por sus aptitudes para ejercer el rol de una madre es el único elemento que resulta francamente interesante.
Este detalle si se pasa por alto nos deja con un peculiar e interesante hombre vs máquina, sin mucho que más que ofrecer.
La llegada del “elemento perturbador” bajo mi criterio no hace sino empeorar drásticamente la película; puesto que su rol solo es el de incrementar la tensión y el miedo que la protagonista desarrolla contra la matrona, una relación exclusivamente dual entre lo electrónico y lo humano habría sido infinitamente más satisfactoria pero menos… pirotécnica.
Si tuviese que resumir el problema de la cinta en una frase, sería: Azúcar al zumo de naranja
En el aspecto técnico, todo prácticamente sobresaliente, pero, y es que tiene un gran pero, el exterior del búnker es infame, paso con la que la protagonista se adentra en la estepa, paso con el que con el que yo, como espectador, me alejo de la misma.