Estoy un tanto decepcionado, siendo esta la segunda película del estudio Ghibli que veo y la segunda que no termina por encantarme.

Aquí, en contraposición a El viaje de Chihiro, (una obra puramente referencial al folclore Japonés y a su mitología), tenemos una versión del mundo mucho más amarrada a los parámetros de la realidad, y por ello, desligada de la fantasía.

Donde no hay fantasía hay reflexión, y las trazas de ese universo que aquí no se trabaja, se refleja vagamente en las fantasías de la niña, todas ellas, en forma de papel.

Pero, si no es ilusión en forma de fantasía desatada, ¿De donde nace el valor de esta obra?

Supongo que la narrativa asociada a los cambios que experimenta nuestra protagonista, si bien ninguno de los arcos que atraviesa la misma se desarrolla en unos parámetros razonablemente elaborados; así pues, ideas como la soledad que tendrá que afrontar tras la partida de su hermana ni se comenta, o como el paso de colegio a instituto puede reflejar un sacrificio a niveles permanentes en la vida de alguien, aquí, esto solo es un “hasta luego”