Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Pedro:
7
Thriller. Drama Dos hermanos de familia burguesa se encuentran en una situación desesperada y necesitan conseguir dinero sea como sea: Andy (Philip Seymour Hoffman), un ambicioso ejecutivo adicto a la heroína, le propone a su hermano Hank (Ethan Hawke), cuyo sueldo se va casi íntegramente en pagar la pensión de su ex mujer, dar un golpe perfecto: atracar la joyería que sus padres tienen en Nueva York. Aunque a primera vista parece muy fácil, las ... [+]
22 de enero de 2008
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La fatalidad es el motor que mueve la última película de un Sidney Lumet que a sus 83 años parece aún lleno de incombustible energía. Es ese caprichoso destino el que a partir de un comienzo de escena lleno de efímera felicidad actúa como guijarro que cae en la nieve -en este caso el deseo de una mujer amada por su esposo- y comienza a rodar y rodar hasta formar una inmensa bola de la que sólo al final de la película sabremos si alguien saldrá indemne.

El guión se desarrolla a través de una interesante estructura donde la historia avanza dando saltos adelante y atrás en el tiempo con un personaje como centro de la acción en cada ocasión. Cada uno de estos saltos es un subconjunto narrativo que tiene intersecciones de escenas comunes con otros y nos revela algo más que el anterior y algo menos que el siguiente… El día del atraco aparece como centro convergente de los sucesos: un plan aparentemente sencillo que traerá inesperadas complicaciones y sorpresas que el espectador descubre paulatinamente.

Sin embargo, es esa misma estructura la que tal vez impida que la película sea redonda al resultar arriesgado por su complejidad engranar con fluidez las piezas narrativas, que en algunos casos pierden un poco de fuelle resultando forzado su ensamblaje.

Paso a paso, el predominio del thriller va dejando sitio al dramatismo, y una de las paradojas del argumento es construirse de modo que el drama se masca casi como “reír por no llorar”. Tantos son los enredos de la trama, que parecería por momentos una comedia de enredo si no fuese por el infortunio que se cierne sobre los personajes abatidos por las circunstancias.

En definitiva, un guión con buen potencial realizado casi al mejor nivel, un trabajo interpretativo de Hoffman y Hawke con sentida encarnación de la personalidad decadente y abocada a la miseria moral de los hermanos Hanson, y una actuación nada desdeñable de Albert Finney -que culmina en una última escena donde parece convocarse con más fuerza si cabe el título de la obra-, hacen que el director reviva cinematográficamente después de larga racha de fracasos de crítica y público.

No lo tuvo fácil tras arrastrar durante toda su carrera el peso de debutar con una obra maestra como “Doce hombres sin piedad”. A pesar de que este filme está lejos de brillar con la intensidad de aquel, bien merece un reconocimiento. Antes que el diablo sepa que ha muerto, Sidney Lumet sigue en activo, por si acaso.
Pedro
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow