Tendría que hacer un gran ejercicio de memoria para recordar la cantidad de veces que he visto esta película. Soy un amante de la novela de Umberto Eco, incluso recuerdo de adolescente jugar a un juego de ordenador basado en ella. Creo que con el paso de los años se ha convertido en un clásico del género.

Soy un apasionado de las películas que nos cuentan historias de otra época y si a esto le añades la intriga, ya me ha ganado desde el minuto uno. El nombre de la rosa rellena muchos requisitos para tratarla como una grandísima película. Los que hemos leído la novela, vemos un fiel reflejo en la película, se ha respetado casi a la perfección. La ambientación también suma a su favor. Rodar en exteriores siempre aporta más que en interiores. Esa abadía en medio de la nada, con esos monjes que en lugar de transmitir paz y tranquilidad, hacen todo lo contrario. Se huele el miedo y la desconfianza en cada rincón del lugar. Aparte de que la forma en la que llevan cortado el cabello, les da aún un aspecto más siniestro.

Para aquellos que no conozcan nada de la obra, el personaje principal Guillermo de Baskerville es un monje franciscano tirando a un Sherlock Holmes medieval, con unas grandes dotes de observación y deducción. Al igual que el famoso detective, lleva siempre un ayudante, aunque en esta ocasión no encontraremos a un doctor, sino a un joven Adso, aprendiz a su cuidado. Que será quien nos cuente la historia de estos sucesos que acontecieron en su juventud, cuando es ya un anciano. El tema es que debido a sus dotes detectivescas, Guillermo ha sido invitado a la abadía, con el fin de que les ayude a resolver los casos de muertes recientes de miembros de dicha abadía. Todos aparecen con las mismas características, el dedo pulgar y la lengua de color azúl. ¿Qué significará esto? Descúbranlo ustedes mismos.

La fotografía juega un papel brillantísimo, ese juego de luces y sombras, ayuda de manera sorprendente a realzar y potenciar la naturaleza supuestamente satánica de las muertes recientes. En ocasiones la simple luz de una lámpara, no será luz suficiente para mostrar esas sombras oscuras y esos personajes que se ocultan bajo la protección de la oscuridad, lo que la convierte en una historia siniestra.

Las actuaciones son muy buenas, aún años después sigo sin tragarme a Connery de monje, trata a su personaje con la intensidad de la novela. Un jovencísimo Slater configura el elenco de la pareja protagonista, narrando la historia desde su vejez. Me he reído muchísimo con el personaje de Ron Perlman, a este ya lo tenían encasillado desde su juventud en personajes increíbles. F. Murray Abraham ha tenido un papel decisivo en la trama, aunque a mi parecer, algo breve. Esperaba más de dicho personaje.

Película para amantes del cine de intriga ambientada en la época de la Santa Inquisición y todo lo que conllevaba, con grandes actuaciones y un guión algo extenso, pero que te mantiene en vilo hasta el mismo final.