A los 81 años de edad, Eleanor Coppola, la esposa del célebre director Francis Ford Coppola, debuta en el cine de ficción con una película sencilla que consigue trascender gracias al trabajo de sus actores.

Anne (Diane Lane) acompaña a su esposo Michael, un productor de cine (Alec Baldwin), al Festival de Cannes de 2015, cuando han desalojado la habitación de su hotel y se dirigen al aeropuerto, un dolor en el oído aqueja a Ann, quien desiste en acompañar a su marido a un intempestivo viaje a Budapest, Anne decide viajar a su siguiente destino en París y allí esperar a su esposo.

Pero pronto Jacques (Arnaud Viard), amigo y socio de Michael, le propone a Anne que viaje con él a París en un Peugeot 504 descapotable, en lo que se convertirá en todo un tour gastronómico donde además visitarán museos e iglesias, tendrán grandes comidas acompañadas de selectos vinos y mucha charla, que generará diversos sentimientos en ambos.

Partiendo de una premisa simple, la señora Coppola da forma una road movie siempre ligera y sin mayores pretensiones que narrar esa experiencia de dos seres que irán descubriéndose entre mucha comida, chocolates, vinos y fotografías, siempre en un tono ameno, aunque sin poder librarse de cierto pintoresquismo.

La película encuentra su mayor virtud en la natural química que se irá construyendo de a poco entre los personajes de Diane Lane y Arnaud Viard, en el natural desarrollo de las diferentes situaciones que vivirán juntos, que adolece cerca del final de momentos cargados de un drama innecesario que no encuentra buena cabida en un relato que se estaba construyendo en un tono mucho mas agradable.

Ideal para los amantes de los bellos paisajes de la campiña francesa, sus vinos y platillos, la película no perderá tiempo en registrar todo elemento vistoso y seductor, cual campaña turística, pero que cuenta con actores de oficio que logran darle vida y simpatía a esta película.


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