Con una premisa demasiado parecida a muchas otras películas de terror, ‘Dont’ Blink’ termina desmarcándose de todo film parecido, pero cuando lo hace parece ya demasiado tarde.

Un grupo de diez personas llega a un complejo de cabañas en lo alto de la montaña, desde su arribo se dan cuenta que tienen un mínimo de gasolina, al llegar al lugar no encuentran a nadie y el lugar parece haber sido evacuado intempestivamente ya que hay restos de comida y objetos personales abandonados.

El grupo decide ir en búsqueda de alguna persona en el lugar y de pronto uno a uno empieza a desaparecer sin motivo aparente, creando un estado de caos y psicosis entre el resto del grupo, y la incertidumbre de lo que acontece en el misterioso lugar.

Lo que parecía una típica slasher movie al final no resulta serlo, pues lo fantástico y el misterio es lo que reina en un relato que tarda demasiado en arrancar y que decide alejarse de toda aclaración, dejando un velo de suspenso permanente, y más que un acierto, esta decisión termina por jugarle en contra.

Si bien la historia tarda en arrancar y el misterio se apoderan desde el segundo acto, cabe decir que el director nunca consigue una atmósfera ni tensión adecuada al relato, quedando como único atractivo resolver el misterio del porqué de las desapariciones, dejando al final un gusto a demasiado poco, además de la injustificada solución que aparece en el título original, caprichosa y sin ningún sustento.

Aunque siempre es reconfortante ver aquellas películas que no menosprecian a sus espectadores y dejan en ellos la responsabilidad de rellenar ciertos huecos de información no dada en la resolución final, ‘Don’t Blink’ abusa de ese recursos quedando la sensación de que los realizadores tampoco tenían muy claro lo que les sucede a los personajes.

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