En un año donde el género del terror ha entregado muy buenas películas, llega a las pantallas un filme que tras muchos retrasos por fin ve la luz, y que después de haberla visto, uno logra entender el motivo de tantos cambios en su fecha de estreno.

La premisa no es muy original, y tampoco lo es el resto de la película, que trata de una supuesta leyenda urbana en la que si nombras a un ente por su nombre (Bye Bye Man), éste vendrá por ti para matarte, no sin antes provocar que asesines a todo aquel que esté cerca.

Tras un prólogo donde se ve a un hombre asesinar a casi toda su familia y vecinos, esto en los años 60, de vuelta al presente vemos a dos jóvenes y una chica que rentan una casa para estar fuera del campus de su universidad, donde empiezan a pasar cosas raras, hasta que uno de ellos descubre el nombre que no se debe decir.

No hay peor película de terror que aquella que no logra meter por lo menos un buen susto a quien la ve, y esta es uno de esos casos, el primer intento de generar terror llega cuando la historia está muy avanzada y es totalmente fallido, como el resto de la película.

Una película que nunca consigue generar tensión ni crear alguna atmosfera enrarecida, ni siquiera cuando aparecen a cuadro los entes, los cuales se ven bastante decadentes, y ni siquiera, como el caso de ciertas películas cuyo placer es conseguir muertes memorables para sus personajes, en este caso todo es bastante rutinario.

Varios ejemplos existen de buenas películas de terror hechas con poco presupuesto, acá eso se convierte en otro de los puntos flacos del filme, ya que varias de las escenas clave dejan ver de mala manera la insuficiencia de recursos, aunque al final lo que queda más visible es la ausencia de talento.


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