Detrás de gran hombre hay una gran mujer, una frase hecha que se aplica bien a la trama que presenta la cuarta película del realizador sueco Björn Runge, un drama familiar en la que sobresale el gran trabajo de interpretación de Glenn Close.

Joan Castleman (Glenn Close) es la esposa de un afamado escritor, Joe Castleman (Jonathan Pryce), ambos viajan a Estocolmo para la ceremonia donde será condecorado con el Premio Nobel de Literatura.

Joan ha sido una esposa entregada a su marido y a su familia, apoyándolo siempre aun en detrimento de sus propios sueños y anhelos, pero el acoso de un reportero y el peso de un secreto escondido por años empiezan a hacer mella en una mujer de apariencia fuerte, pero que por dentro empieza a desmoronarse.

La narrativa seleccionada por Runge alterna lo que sucede en el presente, con el matrimonio en la antesala del momento cumbre de la carrera del marido, con escenas de su pasado, incluyendo el cómo se conocieron siendo maestro y alumna, hasta que empezaron a darle forma a su familia.

Esta decisión actúa en contra del resultado final del relato, pues si bien las acciones del presente son narradas de manera adecuada sosteniendo la fuerza del relato en la potente actuación de Glenn Close, los flashbacks no llegan a ser del todo reveladores en cuanto al accionar de los dos personajes en su etapa madura, lo que no aporta nada al gran conflicto y dilema que muestra la película.

La película se sigue con interés más no asume riesgo alguno en su narrativa, la fuerte presencia de Close y su arrolladora interpretación es la mayor virtud de la película, lo que contribuye a sostener el verosímil del conflicto de una película que es sin duda entretenida y no mucho más.

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