Si ustedes aman el cine de terror, si aman a la gente con ilusión, si aman a España, entonces amarán esta película. ¿Acaso no es de desnaturalizados no amar a un hijo con Síndrome de Down o Autismo? Pues entonces, si ustedes no son unos mequetrefes cortos de miras, y unos apátridas desnaturalizados, reconocerán todo el trabajo y la ilusión que Amando de Ossorio puso en esta cinta. Si su hijo es torpe en matemáticas, ¿le dejarían sin comer? ¿Y si fuera bueno en Filosofía o pintura? Si son miopes y no ven esto, es mejor dedicarse a otras películas. Claro que La noche del terror ciego posee múltiples fallos desde el punto de vista técnico y argumental; ¡¿Y qué?! Es una pequeña joya del Fanta-terror español, de gente atiborrada de ilusiones y carente de dinero y ayuda, que lucharon contra todo y contra todos, contra la censura, contra les eruditos, contra los moralistas y contra sus propios compañeros.
Pues sí, Amando de Ossorio no será nunca John Ford ni Ingmar Bergman, ¿Y qué? Su película es una fehaciente prueba del tesón y del amor al cine. Ya le hubiera gustado a él que le hubieran puesto los medios para rodar El Exorcista o La Profecía. Hizo mucho más de lo posible, ,pero que mucho más. Los zombis templaros sin magníficos, los escenarios adecuados sin parangón, y la música perfectamente acoplada. Las interpretaciones tienen el aire kitsch propio de los 70´, y aunque el guion esté plagado de lagunas, contradicciones y situaciones absurdas, mejor sería revisar cuántas grandes producciones de Hollywood están repletas de fallos imperdonables.
Vean esta película con ojos de adolescente, con ojos de amante del cine, con ojos de estudioso de nuestro cine... Así no se quedarán ciegos.