TODA LA PELÍCULA GRABADA CÁMARA EN MANO... ¡¡Agg!! Por Dios qué mareo. Encima el cámara deben de haberlo contratado en un geriátrico. Es que no hay un solo plano en toda la película que permanezca estático. A este director le va el rollo dogma, pero eso funciona si se usa en su justa medida y siempre y cuando quede bien.

El recurso de no parar quieta la cámara, en una serie de televisión, puede incluso ser muy útil, pero en cine son 24 fotogramas por segundo y en pantalla gigante, con lo que la mitad de la película se ve borrosa. Por que a Matt Damon ya le conocemos, que si tuviera que ganarse la fama con esta película, iba de lado. Es que no se le ve la cara prácticamente en la mitad de los planos...

La cámara se nota que está siendo movida a posta en los planos fijos, porque no es un simple tambaleo producido por el pulso del cámara, es que es un movimiento en toda regla. Además que no viene a cuento mover la cámara a posta en planos tranquilos, pone de los nervios y marea y lo que se consigue es que acabes sin enterarte de nada de lo que están contando los personajes.

En definitiva, esta peli utiliza el recurso de ahorrar costes, grabando todo en primeros planos y moviendo la imagen a toda velocidad. Así te ahorras grabar demasiadas veces las escenas, ya que en el montaje encajan por narices. A esa velocidad nadie puede darse cuenta de los fallos.

Una pena de película, ya que la historia está muy entretenida y las escenas de acción podrían haber sido memorables si se hubieran podido ver.

Lo mejor: los efectos de sonido (que son los únicos que ayudan a hacerte una idea de lo que está pasando) y la parte de Madrid.